La estresante vida de las crías salvajes
El acecho de un depredador, un frío de 40 grados bajo cero, la ausencia absoluta de la madre o de un hermano homicida son tan sólo algunos de los peligros que viven los vulnerables cachorros salvajes unos segundos después de nacidos. Sin duda, el ser humano es afortunado. Muchos de nosotros no recordamos los primeros años de nuestra existencia, pero sí sabemos que nuestros padres -o bien, otra persona- nos proporcionaron todo lo necesario para llegar sanos y salvos a una etapa en la que pudiéramos desenvolvemos de manera independiente. Si un sujeto mayor no nos hubiera alimentado, protegido del frío o puesto las vacunas necesarias para no enfermar, difícilmente habríamos sobrevivido. Pero no todas las especies tienen con la misma suerte. En el libro El origen del hombre, Charles Darwin expone que "sentimos en nosotros ciertos instintos que también son comunes a los animales, tales como el de conservación, el amor sexual, el de la madre a sus hijos -principalmente l...