¿Tiene alguna función la cerilla de las orejas?

El cerumen, también conocido como cerilla, es una sustancia amarillenta y pegajosa que se produce de forma natural en el conducto auditivo externo. Su función principal es proteger el oído interno de agentes externos como polvo, suciedad, insectos pequeños y microorganismos. Además, ayuda a mantener la humedad adecuada y facilita la autolimpieza del conducto auditivo al atrapar las partículas y luego desplazarlas hacia el exterior. Generalmente se elimina de forma natural con los movimientos de la mandíbula al hablar o masticar, por lo que no es necesario retirarlo constantemente por medios externos, a menos que cause problemas o lo indique un profesional.

La terrible decisión de los escritores suicidas

La sensibilidad de los escritores ha quedado plasmada en sus obras, sus anhelos, sus vivencias y sus fracasos y en muchas ocasiones estas toman forma en los personajes de sus historias.

Sin embargo en las mayoría de las historias el final siempre es el clásico “Vivieron felices parea siempre”, aunque existe el caso de algunos autores que su propia vida no haya terminado de este modo y por la carga de sus problemas hayan decidido escapar por la puerta falsa.
Es el caso del poeta mexicano Manuel Acuña, cuya obra más célebre es “Nocturno a Rosario”, siendo muy joven, de apenas 24 años decidió quitarse la vida. La causa sería su amor hacía la joven que inspiró esos versos.

Ernest Heminway, autor de novelas realistas como “Adiós a las armas” y “Por quién doblan las campanas” quien lograra el premio nobel de literatura en 1954, correría la misma suerte en 1961. Por cierto que es gracias a él que los toros de Pamplona son famosos entre los Estadounidenses.

La razón de su mortal determinación fue saberse enfermo de un mal que era incurable. Su sorpresiva muerte lo convirtió en una leyenda literaria.

Otro que también decidió ponerle fin a su vida fue el italiano Emilio Salgari, creador de novelas de aventuras como “El corsario negro” y Sandokan”. Pasó sus últimos días en la pobreza y se suicidó en 1863.

Fue en 1939 que el destacado escritor argentino Leopoldo Lugones dejaría este mundo dejando tras de si una carta que contenía una sola palabra: BASTA.

Una depresión profunda llevaría al suicidio a la argentina Alfonsina Stormi, la gran poetisa que fuera defensora de feminismo, acabó con su existencia en 1938.

Horacio Quiroga, poeta, novelista y dramaturgo, quien es sus obras discurría de los pesimismos más profundos a las optimistas narraciones para niños, se quitaría la vida en 1937, también al enterarse de un mal incurable.

Y por último en este recuento tenemos a Jack London, notable autor norteamericano y autor de “Colmillo Blanco”, cansado de su vida tormentosa y agobiado por el alcohol se suicida en 1916.

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