Cada mañana al estirar los músculos antes de salir de de la cama, se enciende el televisor e inicia el bombardeo de notas sobre lo malo que está tu localidad, tu región, tu país y el mundo. ¿Es realmente necesario escuchar todas y cada una de esas noticias?
Ya desde temprano la televisión te da motivos para quejarte y andar con mala cara de camino al trabajo. El tono de voz con el que los reporteros enfatizan las notas provoca un cambio en el estado de ánimo (negativo). Este efecto de ponerte de malas no ocurre al leer en el periódico o al consultar Internet, además de que estos medios te permiten realizar otra actividad simultáneamente al enterarte de las desgracias y de los chismes de la humanidad. La televisión es celosa y exige tu completa atención, necesita que te transformes en cuasi-zombi para que poder existir.
¿Te sirve de algo saber si la bolsa de valores bajo o subió? Es que acaso los millones de televidentes tienen acciones en la bolsa y es necesario estar al tanto de cada una de las empresas de las que no tenemos participación. Para que esta información te resulte útil es necesario conocer la terminología y participar de los movimientos bursátiles. Por lo tanto, si no le prestamos atención a estos datos estamos ahorrando unos minutos del día en los que podemos dedicarnos a otros asuntos.
Y seguimos con las notas sobre la vialidad. Si recorremos el mismo camino cada día y sabemos a qué hora y en qué lugar se presentan los congestionamientos, entonces para que perder el tiempo en que nos digan lo que ya sabemos.
Ya nos ahorramos un poco más de tiempo y ahora vamos con las notas “de espectáculos” en los que nos cuentan que si algún “artista” se ha declarado homosexual, que alguna cantante ha realizado una locura o que han golpeado a un paparazzi; un sinfín de chismes que no tienen relación con el trabajo artístico y que el saberlo no nos generan beneficio alguno. Lamentablemente el ser humano es morboso por naturaleza y mientras quiera saber lo que no le importa existirán las secciones de espectáculos.
Y seguimos con la política… No sé quien dijo alguna vez: “Si tu no encargas de la política, la política se encargará de ti”, y aquí es donde hay que preguntarse ¿Es útil la información que ofrecen los servidores públicos en las entrevistas transmitidas por la TV?. Si quieres saber de política entonces debes involúcrarte, participa activamente en las decisiones de tu comunidad y no pierdas el tiempo con lo que otros dicen de ella en la pantalla.
La televisión está diseñada para vender, no solo café y detergente, sino “ideas” y estas son de efecto inmediato y duradero en millones de cabecitas que no quieren pensar. La venta de “ideas” disfrazada de reportajes es el pan de cada día y es la columna vertebral de los programas de noticias.
La fórmula del mundo del noticiero es simple: El comunicador es pagado por la televisora, la televisora vive de la publicidad y de los tratos con las autoridades en turno, por lo tanto, no escupen hacia arriba; entonces lo que te dicen es para beneficio de alguien en específico y no para mantener a la “sociedad informada”.
Así que no creas la mitad de lo que te digan en televisión y pon en duda la otra mitad.
Lo mejor que puedes hacer en la mañana es apagar el televisor, mejor dicho, no encenderlo. Claro que es más fácil decirlo que lograrlo, como el dejar de fumar.
El primer día que no veas la televisión te será difícil, el segundo desesperante y con el paso de los días podrás percibir que la mañana es más agradable, el aire más limpio, que no vas “pre-estresado” antes de salir de la casa y que los pensamientos que se agolpan en tu cabeza tienen más relación con tu propia vida que con la del mundo de la política y de los espectáculos.
Y por supuesto que existen buenos programas, pero son tan pocos.