Antes que nada, debes saber que el olerlo no es una regla ni un deber. Aunque no es indispensable hacerlo es bueno saber porque y como. Se huele el corcho para que el que vaya a probar el vino, no encuentre un sabor que pueda amargarle el gusto, es decir, que pueda hacer mala combinación con los sabores que degustará en la comida.
Además se hace una inspección al estado del corcho, apretándolo ligeramente comprobando su flexibilidad. Oler el corcho también es útil como medida de seguridad, ya que puedes comprobar que des de la misma marca y cosecha que la botella. Si refinas el sentido del olfato, podrás incluso saber si la botella se almacenó correctamente.
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