Un buen día en la oficina, se te acerca un compañero invitándote a formar parte de una pirámide. Sólo tienes que aportar una cantidad de dinero y reclutar a cuantas personas puedas. Se te asigna una posición dentro de la pirámide, bajo la promesa de ir avanzando posiciones hasta alcanzar la cima y obtener una jugoso cantidad de dinero.
¿Cómo funcionan? Al participar te encuentras bajo la suposición de que vas a avanzar rápidamente hacia la cima de la pirámide, pues una gran cantidad de personas están participando y reclutando nuevos adeptos cada día. En efecto, te das cuenta de que semana a semana hay nuevos ganadores del monto acumulado. Te entusiasmas y esperas pacientemente tu turno.
¿En dónde está la estafa? La estructura piramidal está diseñada para que sólo el que esté en la cima gane cada vez que se reune el monto pactado. Pero lo más seguro es que para la hora que estés por llegar a esa posición, el número de participantes necesarios sea tan grande que es matemáticamente improbable el seguir reclutando gente. Todos aquellos que no hayan llegado aún a la cima de la pirámide están destinados a perder lo invertido hasta ese momento.
¿Cuanto dinero se arriesga? Depende; si tuviste la suerte de ser de los primeros en integrarse, es posible que incluso ganes dinero. Pero las matemáticas son implacables, por lo que es probable que estadísticamente quedes entre los perdedores. Si te sirve de consuelo, las pirámides no exigen inversiones millonarias de cada integrante.
¿Puedes enriquecerte con esto? No, aún en el caso de ser de los primeros "ganadores", el monto a ganar no suele ser exorbitante. En algunos países están penadas por la ley como una forma reconocida de fraude.
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