Tal parece que útilmente la costumbre de comer en casa está regresando. Ya sea por causas financieras, de salud o incluso por cuestiones sociales, las personas buscan la forma de disfrutar de sus alimentos preparándolos en casa. En mi anterior trabajo no tenía tiempo para ir a la casa a comer, y según recuerdo, en ese tiempo me enfermé varias veces a causa de comida mal preparada o por falta de higiene al no disponer de un entorno higiénico a la hora de comer.
A mí me gusta cocinar. Y mi pasatiempo los fines de semana es buscar algún video en Youtube, la cual sienta que soy capaz de llevar a cabo y que me cueste poco dinero. Ya que procuro utilizar la comida que hemos comprado y no andar consiguiendo productos exóticos para elaborar determinado platillo (A menos que sea estrictamente necesario, lo cual no es frecuente)
Por qué comer en casa
Al cocinar en casa sé de dónde provienen mis alimentos, con que aceites y grasas han sido preparados y además se que han sido elaborados en una cocina limpia. Lo anterior no lo podría asegurar de todos los lugares en donde he comido; incluso en aquellos que lucen higiénicos. Por cierto, hay que tener en cuenta de que para que a los restaurantes de comida rápida les sea redituable su inversión, los animales con que crían para la elaboración de sus productos, tienen que ser tratados con alimentos que promueven el crecimiento muscular basado en hormonas; mismas que pasan a nuestro cuerpo y que pueden impedir que controlemos nuestro peso.
La comida rápida y los sándwiches son populares por la rapidez con la que se preparan, son buenos si se acostumbran muy de vez en cuando, y sólo si se ven como un aperitivo, sin embargo, acostumbramos a elaborarlos de forma no muy saludable. El hecho de comer sándwiches causa que perdamos la oportunidad de disfrutar nuevos sabores, olores y texturas, mis que pueden hacer más placentera nuestra comida.
Además de cocinar, me gusta comer bien. Cocinar en la casa me brinda la oportunidad de intentar nuevos platillos, tanto en las recetas de casa como con platillos internacionales que quizá no pueda disfrutar en dónde vivo, o que quizá no pueda degustar a menos de que ese trate de una ocasión especial. Y todo esto por una fracción del costo. Gracias a Internet, puedo encontrar cualquier receta que se me antoje o incluso descubrir alguna de las que ni siquiera tenía la menor idea de que existiese; las puedo leer o bien, ver el video de cómo se prepara.
De tal modo que, cuando comemos fuera de casa, la ocasión sea un evento especial, ya sea por una celebración, o bien, para disfrutar de un momento agradable sin la presión de verificar que todos los ingredientes se vayan incorporando en el orden adecuado, y sin tener que escuchar los quejidos por asignar al que va a lavar los platos.
Comer en casa me permite controlar las porciones. Se pueden utilizar platos más pequeños que los de los restaurantes y ajustar la comida a su tamaño. Si haces esto, no te sientes obligado a dejar el plato limpio y comer más de lo necesario. Y es que los seres humanos tenemos implantado en el cerebro la orden de no desperdiciar, por lo que nos sentimos orillados a consumir todo lo que nos presentan; incluso hay quien se siente mal por dejar esas últimas papas fritas en la mesa.
Mi último descubrimiento en la red… Pescado con papas estilo Inglés. ¡Una delicia! Y por cierto, nunca me habían quedado tan bien las papas fritas.