¿Tiene alguna función la cerilla de las orejas?

El cerumen, también conocido como cerilla, es una sustancia amarillenta y pegajosa que se produce de forma natural en el conducto auditivo externo. Su función principal es proteger el oído interno de agentes externos como polvo, suciedad, insectos pequeños y microorganismos. Además, ayuda a mantener la humedad adecuada y facilita la autolimpieza del conducto auditivo al atrapar las partículas y luego desplazarlas hacia el exterior. Generalmente se elimina de forma natural con los movimientos de la mandíbula al hablar o masticar, por lo que no es necesario retirarlo constantemente por medios externos, a menos que cause problemas o lo indique un profesional.

¿Para qué sirve el tubo de la lámpara?

Pocos son los que conocen el largo camino recorrido por el tubo de vidrio de las lámparas de petróleo hasta adquirir la forma que ahora tiene. Una larga serie de milenios el hombre se alumbró con la llama, sin recurrir al vidrio. Fue necesario el genio de Leonardo de Vinci (1452-1519) para realizar este importante perfeccionamiento de las lámparas. Pero el tubo con que Leonardo rodeó la llama no era de vidrio, sino de metal. Pasaron tres siglos más, basta que fue concebida la idea de sustituir el tubo metálico por un cilindro transparente de vidrio. Como ve, el tubo de vidrio de las lámparas es un invento en el que participaron decenas de generaciones.

¿Para qué sirve este tubo?

Lo más probable es que no todo el mundo pueda dar una respuesta acertada a esta pregunta tan natural. La protección de la llama contra el viento no es más que una función secundaria del tubo. Su objetivo fundamental es aumentar el brillo de la llama acelerando la combustión. El papel del tubo de la lámpara es el - mismo que desempeñan las chimeneas de la estufa o de una fábrica: intensificar el flujo de aire que llega a la llama, es decir, el «tiro».

Analicemos esto. La llama calienta la columna de aire que hay dentro del tubo mucho más de prisa que al aire que rodea la lámpara. El aire del tubo, una vez calentado, con lo que se hace más ligero, es desplazado hacia arriba por el aire frío, más pesado, que entra por abajo a través de los orificios del mechero. De este modo se establece una corriente continua de aire, de abajo a arriba, que se lleva los residuos de la combustión y trae aire fresco. Cuanto más alto sea el tubo, mayor será la diferencia de peso entre las columnas de aire caliente y fría y más intensa será la corriente de aire fresco y, por consiguiente, se acelerará la combustión. Aquí pasa lo mismo que en las altas chimeneas de las fábricas. Por esto dichas chimeneas se hacen tan altas.

Leonardo de Vinci comprendió ya claramente este fenómeno. En sus manuscritos hay una nota que dice: «Donde se produce fuego se forma a su alrededor una corriente de aire que lo mantiene e intensifica».

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