Es resultado de la división y multiplicación de una clase de células conocidas como queratinócitos, localizadas en los tubos capilares, región de pequeñas estructuras dentro de la piel donde las hebras de cabello se desenvuelven en los llamados folículos pilosos. A medida que los queratinócitos se dividen, son empujados hacia arriba, creciendo poco a poco.
El ciclo de vida de nuestros cabellos se divide en tres fases: nacimiento, crecimiento/reposo y caída. Cada uno de los cerca de 5 millones de folículos pilosos que tenemos en la cabeza pueden repetir este ciclo completo hasta 20 veces a lo largo de la vida. Está claro que trabajan a ritmos diferentes, por eso en este preciso momento tenemos cabellos que están naciendo y otros creciendo o a medio caer. Una persona joven pierde aproximadamente 100 cabellos por día. Esto es normal, aunque hay que preocuparse si la cantidad aumenta porque tal vez indique calvicie, la cual es un mal hereditario; otras causas pueden ser alguna enfermedad o un desgaste emocional serio. Las mujeres, a pesar de no ser las principales víctimas de la calvicie, también pueden enfrentar fases de caída exagerada, como en el periodo posparto.
La preocupación por este tipo de problema es natural, ya que el cabello es un símbolo importante de belleza, y por eso existen muy diversos mitos y consejos sobre este asunto. Desde los más curiosos (y menos higiénicos), como no lavarlo para evitar que se caiga, hasta el más práctico, que es despuntarlo para que crezca mejor.
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