En las películas de acción, los ascensores se desploman docenas de plantas y se desintegran en una bola de fuego y probablemente una o dos explosiones gratuitas en la base del hueco. Afortunadamente, los ascensores del mundo real son algo más estables.
En realidad, los ascensores modernos disponen de tantos dispositivos de seguridad que semejante situación es prácticamente imposible que se produzca, si bien es cierto que por lo menos sucedió una vez, cuando un avión colisionó con el Empire State Building en 1945. Curiosamente, el único pasajero que viajaba en el ascensor, una ascensorista llamada Betty Oliver, sobrevivió a la caída de setenta y cinco pisos.
En un sistema de ascensor con cable, los cables de acero van sujetos a la cabina, formando un bucle alrededor de una especie de polea en la sección superior del hueco del ascensor, donde unas hendiduras sujetan firmemente los cables. Un motor eléctrico hace girar la polea, la cual, al moverse, desplaza también los cables. El sistema de polea y cables hace subir y bajar la cabina, que discurre a lo largo de unos raíles de acero instalados en el interior del hueco del ascensor.
Los cables están compuestos por varios trozos de material de acero bobinados uno alrededor del otro Estos cables casi nunca se rompen, y los inspectores los examinan con regularidad para comprobar cuál es su grado de desgaste. Los ascensores se suelen construir con múltiples cables (de cuatro a ocho), de manera que en el improbable caso de que uno de ellos cediera, los restantes sostendrían el ascensor. A decir verdad, un solo cable sería capaz de soportar el peso del ascensor. Por consiguiente, la respuesta es muy simple: no ocurriría nada si se rompiera un cable, o incluso dos o tres.
Pero supongamos que todos los cables se rompen al mismo tiempo. En tal situación, entrarían en acción los dispositivos de seguridad del ascensor, y más concretamente el sistema de frenos, que ancla la cabina en los raíles por los que se desplaza. Por regla general, estos dispositivos se activan mediante un mecanismo que controla la velocidad.
Este mecanismo consiste en una polea de garganta cónica que gira cuando el ascensor se mueve. Cuando la polea gira demasiado deprisa, la fuerza centrífuga de la rotación dispara hacia fuera dos cápsulas pivotantes que accionan una palanca, la cual activa el sistema de frenado. Dicho sistema desacelera gradualmente la cabina y la detiene. Asimismo, los ascensores de largo recorrido disponen de unos sistemas de frenado adicionales e independientes que desaceleran automáticamente la cabina cuando ésta llega a la sección superior y a la base del hueco o cuando se interrumpe el suministro de fluido eléctrico.
Si todo esto fallara y la cabina se desplomara por el hueco del ascensor, la situación sería francamente descorazonadora. En una caída libre, es decir, gobernada única y exclusivamente por la fuerza de la gravedad, todos los objetos se precipitan hacia el centro de la Tierra, acelerando a 9,8 m/seg2. Si el ascensor se halla en caída libre, tú también, y dado que el suelo se precipitaría bajo tus pies a la misma velocidad con la que caes hacia tierra, te sentirías casi ingrávido. Podrías impulsarte y «flotar» en la cabina.
Pero si la cabina cayera hasta la base del hueco, pronto descubrirías que en realidad no eres ingrávido.
Cuando el ascensor dejara de moverse, el suelo recuperaría repentinamente su estabilidad, pero tú seguirías cayendo. El encontronazo contra el suelo de la cabina sería durísimo, como si hubieras saltado al vacío por el hueco del ascensor. Por otro lado, la cabina se haría trizas en un santiamén. Tus probabilidades de supervivencia serían muy escasas si el ascensor se hubiera precipitado desde una altura de varias plantas.
Sin embargo, un ascensor que se desploma no lo hace en caída libre. En efecto, la fricción de los raíles a lo largo del hueco y la presión del aire situado debajo de la cabina lo desacelerarían considerablemente. Te sentirías más ligero que de costumbre, ya que el suelo se precipita bajo tus pies, pero la gravedad te aceleraría más deprisa que la cabina, de manera que permanecerías en contacto con el suelo de la misma, el cual amortiguaría tu caída y la fuerza del impacto no sería tan grave. Aun así, si el ascensor se precipitara desde la altura suficiente, el impacto al llegar a la base podría ser letal.
Sea como fuere, es probable que el ascensor no sufriera una parada repentina. La mayoría de los sistemas de ascensor por cable disponen de un amortiguador incorporado instalado en la base del hueco. Se trata de un pistón que se aloja en el interior de un cilindro lleno de aceite y destinado a absorber y amortiguar los impactos. En tal caso, las probabilidades de supervivencia serían muy elevadas.
Si en alguna ocasión te encuentras en una situación como ésta, es aconsejable tumbarse en el suelo. De este modo, te estabilizas y distribuyes la fuerza del impacto, que no recae sobre una única parte del cuerpo.