Tal vez lo primero que te pase por la cabeza al escuchar sobre un tercer sexo sea que me refiero a la homosexualidad o al hermafroditismo. No, este artículo no se trata sobre las preferencias sexuales o sobre la capacidad de producir ambos gametos en el mismo organismo. Así que por lo pronto hay que descartar de tu mente lo relacionado a las diversas conductas sexuales y a los individuos que pueden ser tanto macho como hembra a la vez.
El filósofo griego Platón afirmaba que los seres humanos se componían originalmente de tres tipos de pares: macho-macho, macho-hembra, y hembra-hembra. Los dioses griegos, sin embargo eran celosos, y vieron que una criatura que tenía cuatro brazos trabajaba más, dos caras opuestas estaban siempre vigilantes y no podían ser atacadas a traición, cuatro piernas no exigían tanto esfuerzo para mantenerse de pie o andar durante largos períodos Y lo que era más peligroso: la criatura tenía dos sexos diferentes, no necesitaba a nadie más para seguir reproduciéndose en la tierra.
Entonces dijo Zeus, el supremo señor del Olimpo: “Tengo un plan para hacer que estos mortales pierdan su fuerza”. Y con un rayo, partió a la criatura en dos, y así creó al hombre y a la mujer. Eso aumentó mucho la población del mundo, y al mismo tiempo desorientó y debilitó a los que en él habitaban, porque ahora tenían que buscar su parte perdida, abrazarla de nuevo, y en ese abrazo recuperar la antigua fuerza.
Según Platón, las diversas formas de orientación sexual que existen se deben entender como el deseo a unirse con la parte que nos fue cortada. Pero, no queda claro como encajarían los bisexuales en esta descripción.
Esto nos aleja un poco de la cuestión principal, que es más del tipo biológico que mitológico. Imaginemos por un momento que para lograr la reproducción se necesitaran de tres individuos para el acto sexual… no, no tiene nada que ver con que una hembra y dos machos copulen, o cualquier combinación que se te ocurra. Es más bien la concepción que tres individuos diferentes de la misma especie fueran necesarios para engendrar. ¿Te imaginas cuáles serían las funciones de cada uno de estos integrantes?
Supongamos que además del individuo que se necesita para proveer el óvulo, y del que provee el espermatozoide, se requiriera de otro más que proveyera el ambiente ideal para permitir que los gametos sean fertilizados, algo así como un chaperón.
Aunque en realidad, la función del chaperón es el encargado de impedir que esto se lleve a cabo. Así que su función sería la opuesta, digamos que se trataría de un anti-chaperón. O lo que en química se denomina, un catalizador. Este miembro sería en encargado de poseer en su organismo las condiciones en las cuales la fertilización y el desarrollo del nuevo ser serían viables; ya que de no ser así, la gestación simplemente no sería posible.
Otra posible función que pudiese desarrollar el tercer miembro, sería la de suplir la tarea de la gestación, generalmente a cargo de la hembra de las especies. Pero ¿por qué habría la naturaleza de separar la función de proveer un suministro de óvulos de la tarea de desarrollarlos y llevarlos a buen término?
En el mundo real, hay especies que tiene precisamente esta división de funciones, como el caballito de mar o el pingüino, y la misma naturaleza no consideró necesario un tercer sexo para realizar tan importante misión. Es más, en la mayoría de las especies la gestación se desarrolla mejor en el cuerpo de la hembra porque es ahí en donde se encuentra a mejor resguardo.
Tal vez, un tercer sexo sería requerido si él mismo proveyera las condiciones biológicas diferentes a los otro dos y que fueran necesarias para la gestación. Sería por parte separada, la unidad – matriz que se encargara de que el nuevo individuo se desarrollase hasta valerse por sí mismo a partir de la fecundación.
Otra opción que pudiese requerir de un tercer sexo, sería la de contar con un verificador de errores genéticos. Es decir, un ser responsable de detectar y en su caso eliminar los errores que aparecieran en las nuevas generaciones. Permíteme explicártelo con una analogía: En los bancos en donde hay cajas de seguridad, existe una modalidad que protege su contenido hasta que se introducen dos llaves y se giran al mismo tiempo, de no ser así, la caja simplemente no se abre. Lo mismo ocurriría con este tercer ser; sería el responsable de analizar, comprobar y desechar o permitir la concepción. Si descubre que hay demasiados errores en el ADN, se daría a la tarea de interrumpir su desarrollo, y permitírselo únicamente a aquellos que no presentaran cambios o a los que presentaran muy pocos. A este último ejemplo hay que achacarle la función de ente verificador, pero para considerarse como un tercer sexo, sería necesario que no buscara ninguna relación con la hembra.
Si has visto la película Gattaca, la trama se desarrolla en base a este concepto; pero no depende de la evolución, sino a un desarrollo consciente del comportamiento humano el cual se le ha denominado “Transhumanista”, por lo que es posible pero no se requiere de un tercer sexo, sino de un laboratorio.
¿Pero por qué requeriría la naturaleza de algo así? Como he dicho antes, para detectar y corregir los errores. La naturaleza los comete muy frecuentemente, en cada individuo nuevo hay modificaciones, las cuales, en la mayoría de los casos no son dañinas y son las que permiten la evolución. Quizás si viviéramos en un entorno más hostil, en donde las radiaciones que nos llegasen de la atmósfera generaran demasiados cambios en los nuevos individuos que sería necesario de este tercer sexo para permitir que la especie no degenerara rápidamente. Insisto, se eliminarían a los que presentarán más defectos… no a todos. Algo similar a los que se les achaca a los espartanos al analizar a sus niños, desechando por un barranco a los que eran diferentes.
Dicho método no sería infalible, pero al menos eliminaría muchos de los errores que se le escapan a la naturaleza. Las especies tardarían más tiempo en evolucionar y se verían confinadas a ciertos periodos geológicos, o bien, tendrían que adaptarse a entornos hostiles para sobrevivir, como lo hacen los tiburones o los cocodrilos.
¿Cómo sería la sociedad humana si existieran estos tres sexos?
Las diferencias no sería apreciables a nivel biológico, sino cultural. En muchas sociedades humanas se han desarrollado pueblos que aceptan de buena gana la poligamia o los matriarcados, por lo que en caso de haber un tercer sexo, nuestro comportamiento variaría de acuerdo al número de individuos que hubiese de cada uno. Si uno de estos tres sexos fuera más escaso, seguramente sería cuidado y venerado de forma especial, tal y como se hace con las modelos de pasarela, los sacerdotes o los doctores.
Si hubiera un número por igual, veríamos sin problemas matrimonios con tres individuos en lugar de dos. El cuidado de los bebés sería una labor menos agobiante al contar con más manos para cambiar los pañales, y muy probablemente el desarrollo intelectual sería más elevado, ya que podría contar con más educadores directos.
Parece descabellado, pero no lo es tanto si consideramos que teniendo sólo dos sexos, un león puede mantener una docena de hembras a su servicio, a todas satisfacerlas sexualmente y todo por el simple hecho de ser el macho… Al haber tres… es muy probable que hubiese muchas menos mujeres insatisfechas.
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