Son fáciles de producir pero difíciles de usar, ya que su efectividad está limitada por el tiempo de fabricación y pureza, la forma de dispersión e incluso factores atmosféricos como la dirección del viento. Otro aspecto significativo es que ponen en peligro a sus propios usuarios. Pueden matar de manera rápida, en cuestión de minutos u horas, y a veces con dosis mínimas (en ocasiones puede bastar una sola gota del compuesto). Las más comunes y letales son:
Ricino:
Veneno derivado de las semillas de la planta del mismo nombre. El compuesto venenoso puede fabricarse con facilidad. Se dispersa en aerosol, o se emplea para contaminar el agua o los alimentos. Inhalado causa fatiga, fiebre, dolores de pecho, tos y problemas respiratorios —por ejemplo la acumulación de líquido en los pulmones—. Ingerido provoca severas hemorragias internas.
Sarín:
Es un gas neurotóxico que causa la muerte en pocos minutos. Entra en el cuerpo a través de los ojos y de la piel, y después paraliza los músculos del sistema respiratorio. Sus síntomas son los de escurrimiento nasal, ojos llorosos, visión distorsionada, sudoración, dificultad para respirar, náuseas y cefalea.
VX:
Neurotóxico en estado líquido que al contacto con el agua se convierte en gas. Aunque es menos volátil que el sarín, es diez veces más tóxico. Se puede esparcir por medio del agua o el aire. Una sola gota en contacto con la piel o inhalada puede matar en unos cuantos minutos. Ocasiona convulsiones y parálisis respiratoria.
Tabún:
Agente neurotóxico que líquido es absorbido por la piel y en forma de vapor se inhala y puede causar la muerte en 15 minutos. Aunque el Tabún puede destruirse por su reacción con cloro, ésta crea un compuesto letal llamado cianógeno clorhídrico. Ocasiona convulsiones y parálisis respiratoria.
Somán:
Neurotóxico más poderoso que el Tabún, actúa más rápido y en concentraciones menores. Se absorbe inhalado o por contacto con la piel y los ojos. Provoca convulsiones y parálisis respiratoria.
Gas mostaza:
Es líquido a temperatura ambiente, aunque puede ser dispersado en aerosol. Incapacita pero no es mortal, a menos que la víctima sea expuesta a grandes cantidades. La inhalación causa quemaduras y ampollas, irritación de los ojos y daño pulmonar, así como tos o bronquitis.
Cloro:
Agente corrosivo que al contacto con la piel y ojos causa quemaduras y distorsiona la visión. Inhalado provoca dificultad para respirar y propicia la acumulación de líquido en los pulmones.
Fosgeno:
Gas paralizante en forma de nube blanca que huele a humedad. Inhalado provoca dificultad para respirar y congestión pulmonar.
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