«Más importante que lo que vemos en el cielo es cómo lo interpretamos. Aquellos que desean creer que las tripulaciones de las naves del espacio son guardianes benevolentes de nuestro bienestar, son personas inseguras que, de este modo, se agarran desesperadamente a unas fantasías que les proporcionan la ansiada seguridad». Issac Asimov
La guerra de los mundos es una novela de ciencia ficción escrita por Herbert George Wells y publicada por primera vez en 1898, que describe una invasión marciana de la Tierra. Fue adaptada por Orson Welles en 1938 para crear un serial radiofónico que en su momento creó gran alarma social. Welles cambió algunos aspectos del argumento, incluso el lugar del primer aterrizaje marciano: Grover's Mill, Nueva Jersey. Se emitió como noticiario de carácter urgente, lo que provocó escenas de pánico entre los ciudadanos de Nueva Jersey y Nueva York, que creyeron que se estaba produciendo una verdadera invasión alienígena de la Tierra. La ingenuidad de un público que aún no conocía la televisión contribuyó al éxito de la propuesta de Wells, que, sin embargo, debió pedir disculpas públicamente a los radioyentes.
Ese mismo caso de histeria colectiva ocurrió en Quito, Ecuador, una ciudad esencialmente tranquila. En donde también se hizo una transmisión adaptada de la Guerra de los Mundos. Al sentirse burlados, varios oyentes se desahogaron contra el edificio en donde funcionaba la emisora y el periódico El Comercio. Primero fueron piedras y ladrillos. Prendieron fuego al edificio situado en el centro de la capital, apenas a una cuadra del edificio de correos. Las grasas y aceites de la imprenta del periódico, al igual que el papel allí almacenado, permitieron que la hostilidad fuera rápida y total.
Histeria colectiva, también denominada histeria en masa, psicosis colectiva o comportamiento obsesivo colectivo, es el fenómeno socio psicológico que comprende la manifestación de los mismos o similares síntomas histéricos por más de una persona. Una manifestación común de histeria en masa ocurre cuando un grupo de personas cree que está sufriendo de una enfermedad o dolencia similar. La histeria en masa empieza normalmente cuando un individuo cae enfermo o histérico durante un periodo de stress.
En los días pasados, en la entidad en donde vivo, en cada una de las ciudades importantes hubo asesinatos relacionados con el narcotráfico, sumándose a los tiroteos del año pasado, y a las constantes amenazas a la seguridad que se vive día a día, dando como resultado el caldo de cultivo ideal para que una “Guerra de los Mundos” estilo narcotráfico se diera como por arte de magia.
El día de ayer, 25 de febrero de 2010, aun no era ni medio día, cuando entra en la oficina un compañero que nos dice: “Hay tiroteos por toda la ciudad”. Y para hacer más verosímil su historia, nos indica las calles en donde ha ocurrido, la cantidad de muertos y la descripción de las camionetas en la que huían los narcotraficantes, responsables de tal balacera. ¿Pero cómo lo sabes? – Le preguntan – Me lo dijo una sobrina – responde.
Todos los presentes se reúnen y comentan cosas como “Deja hablarle a mi marido”, “Me voy por mi hija”, “Voy a ver que pasa, ahorita vengo”. Uno a uno se comunican con sus seres queridos y todos… TODOS aportan cada quien un grano de arena al rumor. Y más aun, en cuanto terminan sus llamadas, cada quien tenía más datos, confusos, pero datos; los cuales comparten y completan el cuadro de la historia.
A diferencia del 11 de septiembre de 2001, en esta ocasión el Internet nunca falló (Yo habría porqué, ya que aquí sólo hay dos edificios grandes). Busque en todos los diarios de la ciudad, en los de la región, en los del país, revisé los twitts de los comunicadores nacionales, de los reporteros locales, de la gente común… Nadie sabía nada, absolutamente nada. Entonces… poco a poco, aparecieron comentarios en Facebook y Twitter sobre tal balacera. Viendo su geolocalización y la información de sus Bios, ninguno de los que comentaban algo estaba en la ciudad, así que, todo era rumores.
Por mi trabajo tengo relación con las personas encargadas de la seguridad y de la salud, me comuniqué con ellos por Messenger y teléfono, todos coinciden en lo mismo: No pasa nada. Pero al comentar eso con los compañeros, es unánime la incredulidad, alegando que de seguro todos los reporteros y todos los funcionarios mienten y esconden la verdad.
En la oficina, todos los que tienen hijos salieron en desbandada por sus retoños. Las escuelas se vaciaron, hubo por espacio de media hora congestionamientos viales en las calles cercanas a las escuelas, y después… después la ciudad se vacio, como si en ese momento estuviera el partido final del Mundial de Sudáfrica.
Nadie había visto una sola patrulla, nadie había escuchado una sola bala… y la ciudad estaba sumergida en una histeria colectiva total. A los alumnos de los turnos vespertinos los regresaron a sus casas y varios negocios, no todos como también se rumoraba, cerraron. El procurador de Justicia habló, comentaba que todo era mentira, al menos lo de ese día y ese lugar, y claro, admitía que los casos de los días pasados eran ciertos. Nadie con los que hable después de escucharlo le creyó.
Por coincidencia, Ciro Gómez Leyva, reportero de Milenio, comentaba sobre los peligros de las mentiras en las redes sociales. Y por esa idea casi lo linchan virtualmente, tanto odio llegó a generar esa observación, que incluso su nombre llegó a ser uno de los temas más llevados a colación en Twitter. De haber sido Salem y no Internet, de seguro lo quemaban en la hoguera. Y como pueden ver… Él tiene toda la razón.
Otro rumor que circuló por la misma causa de la balacera, era que habían cortado la red de telefonía de Nextel, cosa que no ocurrió en ningún momento; varias personas en mi oficina se pudieron comunicar siempre con ese sistema. Yo mismo estaba usando Telcel y sólo pude ver a uno que tenía Movistar. Y como dije, ni Internet ni los teléfonos dejaron de funcionar. Sin embargo, en las redes sociales aparecían cada vez comentarios mas agresivos e insultantes recalcando el hecho de que el Gobierno cortaba las comunicaciones para que no pudiéramos enterarnos de lo sucedido.
Y por cierto, muchos de los que hacían los comentarios más agresivos, eran cuentas recién creadas. Cuentas con apenas unas horas de haber sido dadas de alta y con únicamente tres twiits, en los que se ensañaban contra el Gobierno y dando más información falsa al respecto de los tiroteos. A algunos les escribí para averiguar sus fuentes y ninguno, ninguno en lo absoluto me respondió.
Un familiar cercano trabaja en el Hospital en donde se suponía y habían llevado muertos y heridos por las balas perdidas, y en cuanto pudimos charlar, no siendo aun ni una hora después de que me enteré, me decía que no había nada fuera de lo común. Y en Twitter decía: En el Hospital hay cuatro soldados heridos y tres muertos. Ah! Por cierto. Mi hijo estaba justo en el Walmart cuando otro twittero decía: tremenda balacera en Walmart… Y también como curiosidad, a dos cuadras de Walmart están las casas de los militares. Mi hijo estaba ahí, visitando a un amigo y habían ido al Walmart a comprar botanas porque iban a jugar Xbox y requerían de provisiones. Cuando hablé con él, me dijo que en ambos lugares todo estaba normal, que no había balazos ni patrullas de la policía, ni los soldados salían en desbandada. Otra vez, rumores.
Caray, vivo en un pueblote de ni tan siquiera 300,000 habitantes, las calles están llenas de baches y no existe NINGUNA vía rápida. Las calles por las que comentaban y pasaban los narcos a toda velocidad son tan angostas y llenas de autos, que a duras penas podrían avanzar una sola cuadra.
Y mis compañeros de oficina, en cuanto les desmentía los rumores, se enojaban conmigo y uno que otro si me insultó diciéndome... ¿Qué sabe este pendejo?