¿Tiene alguna función la cerilla de las orejas?

El cerumen, también conocido como cerilla, es una sustancia amarillenta y pegajosa que se produce de forma natural en el conducto auditivo externo. Su función principal es proteger el oído interno de agentes externos como polvo, suciedad, insectos pequeños y microorganismos. Además, ayuda a mantener la humedad adecuada y facilita la autolimpieza del conducto auditivo al atrapar las partículas y luego desplazarlas hacia el exterior. Generalmente se elimina de forma natural con los movimientos de la mandíbula al hablar o masticar, por lo que no es necesario retirarlo constantemente por medios externos, a menos que cause problemas o lo indique un profesional.

¿Por qué son curiosos los niños?

Muchos psicólogos consideran que el hombre nace con un cierto instinto de subsistencia, con un impulso de conocer a fondo el ambiente para salir avante en él. Eso es lo que hace que hasta los niños muy pequeños sean insaciablemente curiosos y experimenten sin tregua.

Pero se trata de un instinto muy delicado, que lo mismo puede florecer que marchitarse, según sea la actitud que el niño observe en sus padres y en otros adultos.

Si dicha actitud es negativa, es decir, si cuando el niño intenta dominar un concepto o adquirir una determinada habilidad sólo encuentra censura, indiferencia o burla por parte del adulto, pierde iniciativa y, a la larga, opta por aguardar a que padres y maestros le indiquen qué conocer y qué hacer.

En cambio, cuando sus logros se ven recompensados por el elogio de los padres y de otros adultos, siente aún más curiosidad, toma más iniciativas y se siente cada vez más emprendedor, optimista, satisfecho y seguro de sí, todo lo cual beneficia a su instinto de subsistencia.

La sensibilidad y la excitabilidad del sistema nervioso del niño influyen muchísimo en su personalidad. Se divide en tres clases el temperamento nervioso infantil: difícil; tranquilo, o lento en reaccionar; y fácil. Pero se trata de categorías que pueden traslaparse y en las que caben muchas variantes.

Los niños llamados difíciles son muy activos y vehementes; en seguida reaccionan a todo tipo de estímulos y con mucha frecuencia lloran a voz en cuello. Son inconstantes para comer, dormir y despertar; se frustran con facilidad y no les gusta que los toquen, tal vez porque hasta eso supone una sobrecarga para su sistema nervioso.

Los niños llamados tranquilos, o lentos en reaccionar, tienden a ser retraídos; piden tan poco y son tan indiferentes que a veces a los padres les resultan más difíciles que los difíciles, por así decir.

La tercera clase, la de los fáciles, es la que más comúnmente se observa, Estos niños generalmente están de buen humor, por lo regular se adaptan a las situaciones y casi siempre responden bien a la gente y las circunstancias.

El tipo de temperamento nervioso que se manifiesta en los primeros meses de vida tiende a persistir durante todos los años de crecimiento. Sin embargo, si los padres son sensibles y si están bien informados, pueden hacer milagros con los niños difíciles o con los tranquilos si los ayudan a llevarse mejor con el mundo y consigo mismos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Deepseek: El modelo de IA chino que está redefiniendo el futuro de la inteligencia artificial

La importancia de respaldar tus datos: Métodos efectivos para proteger tu información en 2025

Revista Conozca Más - 22.10 - Octubre - Vuelta por el Universo