Quizás al visitar un restaurante hayas visto una o varias bolsas de plástico transparente llenas de agua, colgadas en las puertas, o cerca de donde se preparan los alimentos al aire libre. Quizás al verlas has formulado la siguiente pregunta: ¿Para qué diablos sirve eso? ¿A quién se le ocurrió ese invento y cuál es su función?
Resulta más que evidente que muchas, muchísimas personas cuelgan esas bolsas con la firme intención de alejar a las moscas. Es verdad, incluso hay variantes de la aplicación de éste método. Algunos insisten que hay que colocarle pequeños pedazos de papel aluminio dentro, o puede ser también una moneda. Y lo más sorprendente del asunto, existen páginas web que venden bolsas especialmente diseñadas para ahuyentar a diferentes tipos de bichos voladores…. increíble, pero cierto.
Las moscas pasan gran parte de su tiempo zumbando alrededor de la basura, recolectando en sus patas los más diversos gérmenes. Y lo peor no es que se posen en tu contenedor de basura, sino que antes de aterrizar en tu sándwich, han hecho escala en la mierda del perro. Es muy natural entonces que quieras mantenerlas alejadas. Después de todo, las moscas no son sólo molestas, sino que transmiten enfermedades. Y a pesar de nuestro desarrollo tecnológico, los unicos métodos efectivos para ahuyentarlas es mediante químicos o con aparatos que utilizan electricidad.
En los lugares en los que no se quiere rociar veneno en el ambiente y donde no se dispone de una toma eléctrica se hace necesario utilizar un método simple y ecológico… es ahí donde aparecen las bolsas llenas de agua. Pero, ¿cómo puede ayudar a éste propósito una bolsa llena de agua? ¿En verdad funciona?
Tanto los expertos como los aficionados tienen serias discrepancias sobre la cuestión. El utilizar las bolsas de agua como repelente de moscas tiene fieles partidarios, desde los dueños de restaurantes, hasta el vecino que asa carne a la parrilla en su patio trasero. Cada uno cuenta una historia que hace alarde de su éxito. Pero también es cierto que hay quienes son feroces detractores de ésta creencia… y hay a quienes les da igual.
Los defensores insisten en que las moscas perciben el líquido como una amenaza y otros afirman que el insecto, al volar cerca de la bolsa, ve magnificado su reflejo, lo cual lo desorienta y se aleja de inmediato. Pero el razonamiento más popular entre los entomólogos, los restauranteros y los empleados del registro de patentes es simple, creen que la mosca le afecta la refracción de la luz que incide en el agua.
La refracción tiene lugar cuando un objeto transparente u opaco, como un trozo de vidrio o una bolsa de agua, altera el curso de la luz. Los rayos de luz, que normalmente viaja en línea recta, al atravesar este tipo de objetos genera una serie de ilusiones ópticas, como los espejismos, los cuales desconciertan también a los seres humanos. En teoría, la refracción puede ser igual de confusa para algunas especies de insectos, especialmente para la mosca doméstica.
Éste animalito cuenta con una amplia cantidad de ojos muy sensibles que le permiten ver en múltiples direcciones a la vez. La cabeza de la mosca se compone de un par de ojos grandes y complejos; cada uno acomoda de 3,000 a 6,000 ojos simples. Estos ojos no pueden moverse ni centrarse en objetos, como lo hacen los ojos humanos, pero le permiten a la mosca percibir al mundo que los rodea como si se tratara de un mosaico. Cada ojo simple proporciona una pequeña pieza del rompecabezas visual; algo muy parecido a la forma en la que están acomodados los píxeles de una pantalla, lo cual le ofrece una imagen más grande y detallada del entorno.
La mosca basa su sentido de la orientación por medio de la dirección en que proviene la luz del sol. Los entomólogos creen que cuando estos complejos y sensibles ojos perciben la luz refractada en la bolsa llena de agua, el insecto se confunde y se aleja al interpretar la imagen como una señal de peligro.
Un grupo de quienes defienden la práctica de la bolsa llena de agua, afirman que también mantienen alejados a todo tipo de insectos voladores, no solamente a las moscas. Otro grupo indica que sólo sirve para los insectos que tienen ojos similares a los de las moscas.
Si a ti no te convence ésta explicación, permíteme decirte que no eres el único. También hay montón de personas que creen que las susodichas bolsas llenas de agua no sirven para nada. Suelen clasificar la práctica como mito urbano, y que la efectividad es más bien lograda por la mera casualidad.
Vamos a explicar ésto último. Imagina un vendedor ambulante que ofrece un trato irresistible, por una módica cantidad, te ofrece una hebilla de cinturón que puede prevenir los ataques de tiburones. Tu la compras y utilizas el aditamento durante una semana y, durante la misma, no eres atacado por ningún tiburón. ¿Significa esto que la hebilla mágica para el cinturón funciona? ¿Existe una correlación real entre llevar la hebilla y evitar a los tiburones? ¿Es una la causa de la otra?
Para medir esto correctamente, tendrías que considerar la frecuencia con que te atacaban los tiburones antes de colocarte la hebilla, así como si donde nadas hay tiburones. Debes tomar en cuanta todos los factores posibles que puedan alterar el experimento, en el caso de las bolsas de plástico, todo parece indicar que se trata simplemente de un efecto placebo.
En términos médicos, un placebo se utiliza para que las personas piensen que están recibiendo un tratamiento que los hará sentir mejor, y realmente eso sucede a pesar de que lo que ingieren no es ningún medicamento. El mismo efecto podría ocurrir con las personas que piensan que la bolsa funciona para alejar a las plagas voladoras. Cuando no ven moscas cerca de la bolsa, creen que si funciona.
Pero ¿y si la situación se pone peor? ¿Qué pasa si el placebo en realidad aumenta el problema? Cuando Mike Stringham, profesor de entomología en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, investigó el uso de bolsas plásticas con agua como un elemento disuasorio de moscas, se topó con tal situación. Stringham llevó a cabo un experimento durante 13 semanas, mediante la instalación de repelentes ópticos comerciales en dos granjas avícolas.
Stringham midió la actividad de la mosca sobre la base de las manchas de material regurgitado que dejaban después de alimentarse. Llegó a la conclusión que, las zonas equipadas con bolsas de agua realmente experimentaban mayores niveles de actividad de la mosca común.
Sin embargo, el estudio no se llevó a cabo bajo condiciones de iluminación natural. Su objetivo era determinar si las bolsas de agua podrían ser utilizadas para disminuir las poblaciones de moscas en las granjas avícolas. El estudio no exploró la posibilidad de la eficacia con luz del sol bañando a las bolsas.
Entonces ¿El número de moscas disminuye en las casas o restaurantes que tienen estas bolsas? Hay explicaciones razonables que sostienen que sí y evidencia significativa que demuestra que no. De todos modos, seguirás viendo esas bolsas de agua colgando en los y patio traseros en todo el mundo. Pero, por lo que he podido constatar por mi mismo… simplemente no funcionan.

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