Uno de los hechos más importantes relativos a la luz, es que ésta se propaga siempre en línea recta. Pero esto no quiere decir que la luz de una lámpara se propague en una sola dirección; lo hace, por el contrario, en todas direcciones, y, desde el momento que es una propiedad inherente a la luz la propagación en línea recta, claro está que por sí misma no puede dar vuelta a una esquina.
Sin embargo, hay medios de obligar a los rayos de luz cambiar de dirección. Esto se puede conseguir con la ayuda de un espejo o de cualquier superficie que refleje la luz. También se podrá obtener este efecto por medio de lo que se llama la refracción, la cual no es otra cosa que el desvío de la luz que experimentan los rayos luminosos al pasar de un medio a otro más o menos denso, como el aire al agua o del aire al cristal, o viceversa, por lo que al parece como si se quebrase el rayo luminoso.
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