El Camino a la Santidad: Cómo se Canoniza a un Santo
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Convertirse en santo dentro de la Iglesia Católica es uno de los máximos reconocimientos religiosos, comparable al prestigioso Premio Nobel, pero con la particularidad de que solo se puede obtener después de la muerte. Este proceso se inicia cuando alguien ha practicado la religión con una devoción tan profunda que sus virtudes son consideradas heroicas, o bien, ha sido martirizado por su fe.
El proceso comienza con la postulación de la persona, que puede ser realizada cinco años después de su muerte. Sin embargo, existen excepciones notables, como el caso de Juan Pablo II y la Madre Teresa de Calcuta, quienes fueron beatificados sin seguir este requisito temporal. Un grupo o una diócesis local presenta al candidato ante el obispo, quien da inicio a lo que podría considerarse una campaña de promoción en torno a su figura.
La Investigación Inicial: Un Camino Hacia la Santidad
La primera etapa del proceso consiste en verificar que la persona en cuestión haya tenido una vida ejemplar y que haya sido vista por la comunidad como un modelo de virtud. El obispo, tras convocar a un tribunal, inicia una investigación para comprobar que el candidato tiene una reputación de santidad sólida. Se recogen testimonios que validan si esta reputación se basa en hechos verídicos.
El informe resultante es enviado a la Santa Sede en el Vaticano. Si la causa es aprobada, el Vaticano expide el decreto “Nihil obsta”, que permite que el candidato sea llamado "Siervo(a) de Dios".
La Positio: Revisión de los Testimonios y Virtudes
En esta fase romana, se elabora un documento conocido como “Positio”, que contiene los testimonios de los testigos, así como una biografía detallada de la persona, sus virtudes y sus escritos. Este documento es examinado por la Congregación de las Causas de los Santos. Si se aprueba, el Siervo de Dios es declarado venerable y se reconocen oficialmente sus virtudes heroicas.
Un paso crucial hacia la canonización es la verificación de un milagro. En los casos de aquellos que no fueron mártires, se requiere una señal divina que valide la santidad de la persona. Esta señal es un milagro que debe ser investigado y aprobado por una comisión especial. Solo cuando se confirma la autenticidad de este milagro, la persona puede ser beatificada, lo que la coloca un paso más cerca de la santidad.
Canonización: La Proclamación Final de Santidad
Para que un beato sea finalmente canonizado, es necesario que ocurra un segundo milagro posterior a su beatificación. Este milagro es también sometido a una exhaustiva investigación. Si se aprueba, el Papa lleva a cabo la ceremonia de canonización, proclamando al beato como santo. Se le asigna un día de fiesta y se pueden dedicar iglesias y santuarios en su honor.
Dato Curioso: San Antonio de Padua
San Antonio de Padua, nacido en 1195 y fallecido en 1231, fue canonizado solo 352 días después de su muerte, un tiempo excepcionalmente corto. Es el patrón de varias ciudades, entre ellas Lisboa, Portugal, y Texcoco, en el Estado de México.
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