La típica tanga es un escaso trozo de unos 8 cm de tela (tal vez), pero la locura que ha creado es enorme, actualmente, uno de los sectores de ropa interior de más rápido crecimiento. El minúsculo triángulo ha inspirado canciones, seducido a un presidente e impulsado la depilación a la brasileña.
¿Por qué logró la tanga esa legión de admiradores? Porque a las mujeres les encanta cómo lucen con ella: su apariencia es tersa y no posee los elásticos de otro tipo de ropa interior. Cada año aumentan las ventas de éste tipo de prendas en un 30%, generando algo así como 600 millones de dólares, tan solo en los Estados Unidos. Se han vuelto tan populares que han las empresas de toallas sanitarias han tenido que crear nuevos productos para ajustarse a la moda. Incluso Calvin Klein ha creado tangas para hombres.
Todo empezó en 1939, nada menos que en la Feria Mundial de Nueva York. El alcalde de la ciudad , escandalizado ante las bailarinas desnudas en los espectáculos picarescos, insistió en que se cubrieran… un poco. Así nació el G-string, un tipo de taparrabo primo hermano de la tanga, que consistía en un triángulo de tela al frente y una tira entre las nalgas (qué si podía exhibirse). Por los próximos 30 años, la prenda permaneció en el clóset de las bailarinas nudistas.
En 1970, una época más audaz, Rudi Gerneich, ya había causado revuelo con el bañador topless (sin lo de arriba, claro está), introdujo la tanga . Sin embargo, no fue en Estados Unidos donde se popularizó, sino entre las mujeres menos tímidas de la Riviera francesa y de Brasil. En 1981, la candente compañía Frederick’s of Hollywood sacó la tanga… como ropa interior. Sin andarse con rodeos, la llamó Santy Panty (panty breve). En la escala de Ritcher del entusiamso, el minúsculo pantaloncito registro… cero. Las norteamericanas se ruborizaron, y el Scanty Panty representó un escaso 5% de las ventas totales de ropa interior de la compañía. Sin embargo, Frederick’s of Hollywood no desistió y a pesar de la poca reespuesta, continúo promoviendo su producto.
Estados Unidos acababa de pasar por una revolución sexual en la década de los 70, y eso era el indicio clave de que las norteamericanas estaban listas para la ropa interior atrevida. Y más tarde se demostró que la premonición era correcta. Actualmente, las tangas representan el 90% de las ventas de ropa interior de Frederick’s, lo que es aproximadamente unas 90,000 tangas a la semana.
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