Para cualquiera, y sobre todo para los jóvenes, es difícil imaginar un mundo de televisión. Nos hemos habituado a que las noticias más importantes, procedentes de todas partes, lleguen a nosotros con sólo apretar un botón. Antiguamente, sólo los letrados sabían a ciencia cierta qué pasaba en el mundo, y no sin bastante retraso; hoy, igual podemos presenciar una boda real en Londres, que ver la Olimpiada de Corea o ser testigos de un incendio. La televisión ha acortado la distancia existente entre el mundo exterior y nuestras vidas privadas.
Nos permite conocer la vida de los más raros y hermosos animales y nos acerca de ellos. Actualmente a todos nos preocupa cómo influye la tecnología en las ciudades y en nosotros mismos. Y todo eso indica que hay algo nuevo bajo el sol.
Hoy se conoce el pasado como nunca se había conocido. Anteriormente, las civilizaciones antiguas las conocían a fondo los eruditos, pero hoy, incontables televidentes han visto ya las excavaciones hechas en Tierra Santa y la arquitectura de la antigua Grecia.
Aunque a veces superficial, este saber significa un gran paso hacia una mayor comprensión humana.Nuestras vidas han cambiado de muchas maneras importantes. La gente vive ya más tiempo, lo que da origen a variadas etapas del existir del que tanto se habla en la televisión. Y la televisión nos ha inclinado mucho hacia el entretenimiento, sin darnos cuenta, convertimos en héroes y heroínas en multitud de celebridades, desde locutores hasta cantantes populares.
Nos sentimos con derecho a opinar hasta un grado que haría palidecer a los conquistadores del siglo XVI. Todos estos cambios han modificado el modo de vernos a nosotros mismos y también el de relacionarnos con los demás.
Y aún falta por analizar cómo nos está cambiando el Youtube.
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