Las palomitas de maíz son una de las botanas más populares en el mundo. Las puedes encontrar en los parques, en los cines y en dos minutos y medio las puedes disfrutar en la comodidad de tu hogar contando con la ayuda del microondas. De ese tipo de bolsas instantáneas se venden aproximadamente 3 mil millones por año. Sin embargo, algunos doctores y algunos grupos de consumidores están preocupados por los efectos nocivos que tienen para la salud, mismos que son ocasionados por los químicos que le agregan para que tenga ese sabor a mantequilla.
El químico al que se refieren se llama diacetil, y ha ocasionado severos problemas respiratorios en los empleados e las fábricas donde producen las bolsas de palomitas para microondas.
El diacetil se produce de forma natural en muchos alimentos, como en la mantequilla, en las frutas, en el vino y en la cerveza. La industria alimenticia lo utiliza frecuentemente en miles de productos para agregarles o incrementar el sabor a mantequilla.
El problema surgió luego de que a cientos de trabajadores de las fábricas donde se procesan las palomitas de maíz desarrollaron en diferentes grados una enfermedad coloquialmente llamada "Pulmones de palomitas e maíz", conocida con el nombre médico: Bronquiolitis obliterante. Condición que es causada por la inhalación de los humos producidos por el diacetil, y que origina cicatrices en los pulmones.
Las personas que padecen este mal presentan gran dificulta para respirar y, cuando la condición se agrava, puede ser fatal. En muchos casos graves de este tipo de bronquiolitis, únicamente un trasplante de pulmón puede salvar la vida del paciente. Algunos ex trabajadores de éstas fábricas han muerto mientras esperan su turno para ser operados.
En septiembre de 2007, los rumores causados por la preocupación que originó el conocimientos de éstos casos se hizo cada vez más fuerte, ya que los consumidores se preguntaban si ellos también corrían el mismo peligro por el hecho de consumir el producto. Y llegó a su máximo una vez que se conoció el caso de una persona con esa enfermedad que no era empleado de una fábrica, sino un glotón de ese tipo de palomitas para microondas. Los productores tuvieron que anunciarle al público que ya no utilizarían diacetil en sus productos. Se dieron como plazo un año para retirar gradualmente dicha sustancia.
Más que por aceptar que este químico era el responsable del daño, las empresas lo comenzaron a retirar por la mala imagen que se estaban ganando con la opinión pública. No respaldaban de decisión por la preocupación de sus trabajadores, sino más bien por las condiciones de respetabilidad que estaban perdiendo sus marcas.
En el 2003 y 2004, las agencias federales de salud de los Estados Unidos, detectaron cientos de casos de empleados que presentaban esta enfermedad pulmonar. Incluso el dueño de una fábrica en Montana murió a causa de las complicaciones causadas por inhalar diacetil. Y no sólo había casos en las fábricas de palomitas empaquetadas, también los había en las empacadoras de papas fritas y en general, en aquellas empresas que utilizaban ese químico como saborizante.
Se levantaron demandas y se ganaron muchos de esos casos en favor de los trabajadores; muchos de los cuales murieron durante el proceso mientras esperaban una operación que mejorara su condición de vida.
El primer caso diagnosticado lo detectó el Dr. Cecil Rose, un especialista en pulmones de Denver, y fue a un consumidor, no a un trabajador.
El enfermo, mencionado anteriormente, indicaba que consumía al menos dos veces al día las palomitas para microondas, en un período de entre 10 a 12 años. Decía que tenía por costumbre inhalar los vapores que emanan de la bolsa recién salida del horno de microondas. Poco a poco fue perdiendo la capacidad de respirar. En primera instancia el Dr. Rose no encontró algo que ligara la enfermedad con la inhalación de esos vapores; sucesivos estudios encontraron que la cantidad de vapores que respiraba se comparaba con la cantidad de gases a los que estaban expuestos los trabajadores en las fábricas.
En julio de 2007, el Dr. Rose envió una carta acerca de sus conclusiones a los funcionarios de salud de su gobierno, los que le dijeron que estudiarían el caso. Probaba que los síntomas de su paciente coincidían con los de los trabajadores de la industria alimenticia.
Después que el paciente dejó de comer palomitas, su salud mejoró considerablemente. Fue capaz de tomar algunos medicamentos e incluso bajó considerablemente e peso.
Entonces... el consumo de palomitas no resulta perjudicial, lo que daña la salud es la inhalación de los vapores que emanan de la bolsa cuando está caliente y recién salida del microondas. Las autoridades de salud han establecido que el diacetil es seguro de consumir, pero grupos de la defensa del consumidor dicen que se deben de llevar a cabo más pruebas.
En esta disputa quedaron pendientes de realizar muchos estudios, ya que de haberse llevado a cabo todo lo que era necesario, al presentar los resultados se hubieran revelado secretos industriales que se efectúan en la elaboración de las palomitas para microondas.
A pesar de que las agencias de de salud aseguran que ningún secreto sería mostrado al publico, todo indica que los fabricantes tienen el respaldo legal para que no todas las pruebas sean llevadas a cabo, y con eso proteger su negocio, lo que impide que los experimentos posean toda la objetividad requerida.
En fin, si es seguro comer palomitas de maíz, pero asegúrate de no inhalar los vapores que son expulsados al abrir la bolsa cuando aún está caliente. Deja que se enfríe un poco antes de abrir el empaque.