De acuerdo a un relato bíblico en el libro del Génesis, las personas alguna vez hablaron el mismo idioma; entonces, se unieron para construir una torre en Babilonia, la cual serviría para alabar sus propios logros, en vez de glorificar a su deidad, por lo que Dios los castigó asegurándose de que la humanidad hablara en todas partes diferentes idiomas, para que jamás pudieran ponerse de acuerdo de nuevo, y de ese modo no conjuraran para deshonrarlo.
¿Hubo acaso alguna vez una sola lengua que toda la gente pudiese entender?
Los lingüistas no lo saben, simplemente no poseen información suficiente acerca de los orígenes del lenguaje, y sólo hay teorías acerca de cómo nuestros ancestros crearon las primeras palabras y frases. Tal vez los primeros humanos imitaron los sonidos de su entorno, o quizás balbucearon hasta que algo de lo que decían cobró significado. Quizás nunca descifremos la forma en la que se originó, sin embargo, actualmente se hacen investigaciones en los bebés para determinar si el lenguaje o la gramática están implantados en nuestros cerebros.
Una de las teorías más prominentes sobre el desarrollo de las primeras lenguas se refiere a que nacieron con el uso de herramientas y el cuidado de los recursos. Enseñar a otra persona como utilizar una herramienta requiere cierto acuerdo sobre el vocabulario, lo mismo para ponerse de acuerdo en cómo se repartirán las tareas y compartirán los recursos, como el alimento y el refugio. Antes existían pequeños grupos de personas que vivían en espacios aislados, por lo que desarrollaron una forma particular de entenderse, generando por tanto un vocabulario y una sintaxis que significara algo para ellos. Otro grupo de personas en otra parte del mundo probablemente de desarrollaría en entornos y con recursos diferentes, por lo que sería necesario para ellos otro conjunto de palabras.
Piensa en el muy mencionado (pero erróneo) ejemplo de que los esquimales, que tienen 100 formas de referirse a la nieve, porque tienen mucha de ella. Aunque este postulado está equivocado, hay culturas que tienen varias palabras para representar una misma cosa.
Así que las personas, que vivían asiladas en grupos, se pusieron de acuerdo en los nombres de sus herramientas y de la comida; y se las ingeniaron para describir cómo se dividirían los recursos. Pero cuando otro grupo emigraba hacia su área, o cuando había necesidad de intercambiar recursos, los grupos tenían que fusionar sus léxicos diferentes para entablar una comunicación. Con el tiempo fue así que se desarrollaron las lenguas, y como un grupo de esas conquistó a las otras y de ese modo crecen, se desarrollan y muchas desaparecen.
Históricamente, los grupos de personas siempre tuvieron dificultades para trasladarse. Ahora es posible hacer un viaje en avión de un continente a otro en cuestión de horas. Es de imaginarse que un solo idioma sería muy benéfico en éste mundo globalizado. Hay quienes abogan por el uso de un único idioma, pero sería difícil que un grupo esté dispuesto a renunciar al suyo tan solo para no afectar su cultura y su historia, mismas que están ligadas entre si a las personas.
De todos modos el lenguaje es algo vivo, algo que cambia constantemente. Basta con ver que el inglés de Shakespeare y el Español de Cervantes no son los mismos de la actualidad; y que gracias a la influencia de Internet, el lenguaje escrito se las ha ingeniado para incluir emociones en las abreviaciones.
Los intentos bienintencionados de crear un idioma en común han fracasado. Y aunque nos pusiéramos de acuerdo en hablar todos el mismo idioma, pasarían como mínimo 100 años antes de lograrlo. Y una vez conseguido, ya habría evolucionado en otro diferente.