Es cierto que en la vida conocemos a personas que pueden cambiarnos, a veces de forma tan profunda que nunca volvemos a ser los mismos. Pero en éste texto no me refiero a uno de los buenos.
Quizás recordarán la televisión antes de la era de Cable, por el tiempo cuando trasmitían las "Fantasías animadas de ayer y hoy", El Pájaro loco, Mandibulín y un largo etcétera. Al inicio de cada capitulo se escuchaba una voz en Off indicando el título del episodio. Mi sentido arácnido me indicaba que algo, un no se que, que qué se yo, no cuadraba. Por aquel entonces mi nivel de Inglés era casi nulo, pero bastaba no ser bruto como para darse cuenta de que lo escrito como título de la caricatura no correspondía a lo expresado por el locutor.
Pasan los ríos, pasan los autos, pasan los años; el vivir cerca de la frontera ayuda para aprender el lenguaje de Shakespeare por ósmosis; del mismo modo en que lo frankensteiamos y acabamos por parlar el Espanglish. Así, la camioneta es la troca, bye es adiós, pollito chiken, gallina hen, Pablo Marmol y pluma pen.
Es decir, mas tarde qye temprano me di cuanta la manera en que loa productores de televisión nos timan en el asunto del doblaje de programas. Jack Palance no decía: ¡Aunque usted... no lo crea! Sino que era algo así como: ¡Créalo...o no!
Y no crean que es cosa del pasado, en los programas actuales como Los Simpson, The Big Bang Theory, CSI, el doblaje se las ve negras para adaptar el doblaje de aquella cultura pop al español. Incluso en el afán de protegernos de chistes pelados en Ingles, hasta se atreven a cambiar el contexto de la trama (por ejemplo el caso del pianista de 20 pulgadas de Bart Simpson).
Como decía Don Gato, me sentía engañado, timado, estafado... me veían la cara.
En uno de tantos años en que mis papás buscaban la manera de mantenerme ocupado, me inscriben al Instituto Iberoameicano de Idiomas (el Ay ay ay, por la onomatopeya de sus siglas al pronunciarlas en Inglés), donde no se si aprendí mucho, o si aprendí poco... pero si se que aprendí algo. Ahí fue el primer sitio donde aprendí a aprender el Inglés por mi cuenta; desde entonces procuro aprender idiomas y de las diferentes culturas del planeta, no únicamente de la anglosajona.
Y entonces entre a la Facultad de Comercio.
Una de las primeras clases de la mañana era precisamente la de Inglés. Ingles I la impartía una maestra de cuyo nombre no quiero (y no puedo siquiera) acordarme. Y ahí me tienen, el primer día con el aula totalmente abarrotada, nos explicó la manera de calificarnos y en que consistiría su clase. El primwr tema: lo escencial de cualquoer lenguaje, las letras... mencionó una palabra fatídica para mi: Abecedary.
En el Ayayay me habían enseñado que no se decía Abecdary, sino Alphabet... la primera era la manera vulgar de referirse al conjunto de letras que componen nuestro idioma, y era preferible hacer uso de Alphabet, parq sonar sofisticado. Cualquiera con acceso a la Wikipedia podrá darse cuenta en tres patadas que esas definiciones se quedan cortas, pero la idea ya la tienen.
Tuve la inmadura y estúpida idea de levantar la mano aquella mañana, con el afán de colaborar al entendimiento entre universitarios, haciendo gala de mi conocimiento y con el propósito de participar (la participación estaba contemplada en la evaluación), la maestra me dio la palabra y yo de menso... la corregí.
Por supuesto que si ya lo había hecho antes; en cuarto grado de primaria corregí a la maestra por el orden de los planetas. Vi a un astrónomo explicar que dadas las órbitas excéntricas de Neptuno y Pluton, durante algunos años el ahora ya no planeta Plutón estaría más cerca del Sol que Neptuno. La maestra dijo que así no estaba en el libro.
Corregí a la maestra de Historia de la Secundaria, cuando aclaré el asunto de la "I" de Francisco I. Madero, tema del cual mi abuelo, priista de toda la vida me había contado. También la maestra no me creyó y me hizo bullyng (burla pues) frente a todos. dos décadas después el tema resurge y se establece oficialmente como la versión que contase mi abuelo.
Volviendo a la frivolidad de mi relato.
A la "Miss" de Inglés de la Universidad le cayó de la chingada mi arrogante aclaración lingüística. Y así sin más me expulsó de la clase por lo que restaba del semestre. No lo podía creer, yo con mi libro nuevecito no pasé de la media hora de la primera clase. Al principio era incrédulo, pero la "Miss" hizo pausa a la clase hasta que abandoné el salón. Al día siguiente regresé en la esperanza de su olvida. Pero ni madres, al entrar volvió a enviarme a la chin pum pas tortillas papás.
¿Y qué creen?
Ese maldito vicio de corregir profesores se hereda. Mis hijos hacen lo mismo... ¿con cuál cara les digo que no lo hagan? Claro que cada uno lo hace a su modo, y es a mi hija a quien le resulta bien a fin de cuentas. Y los apoyo en eso de alegar si tienen la razón, pero con humanos que son, sus maestros no lo ven tan didáctico como yo. En fin, pobres de ellos, de los maestros de mis hijos. Sorry!
Como dice Dora la exploradora, lo que aprendí a fuerzas fue a quedarme callado en ciertas (muchas) clases, hasta en los diplomados, porque el que expone es el que sabe y los demás estamos muy pendejos. Calladitos nos vemos más bonitos.
La "Miss" me mandó a extraordinario, por tanto vagué todo el semestre durante la hora de Inglés.
... saqué 10 en el extra.
Reflexionando, no quiso aguantarme de mamón todo el curso, y no se si yo sabía tanto Inglés, pero al aprobarme con tan buena calificación quizás se aseguraba de no volverme a ver en clase.