¿Tiene alguna función la cerilla de las orejas?

El cerumen, también conocido como cerilla, es una sustancia amarillenta y pegajosa que se produce de forma natural en el conducto auditivo externo. Su función principal es proteger el oído interno de agentes externos como polvo, suciedad, insectos pequeños y microorganismos. Además, ayuda a mantener la humedad adecuada y facilita la autolimpieza del conducto auditivo al atrapar las partículas y luego desplazarlas hacia el exterior. Generalmente se elimina de forma natural con los movimientos de la mandíbula al hablar o masticar, por lo que no es necesario retirarlo constantemente por medios externos, a menos que cause problemas o lo indique un profesional.

Una mirada a la brujería actual

Querámoslo o no, nuestra vida esta permeada por rituales, obsesiones y creencias derivadas de un pensamiento primitivo que subsiste hasta nuestros días. En algún lugar del orbe, mientras lees esto, cientos de miles de personas se relacionan de algún modo con la brujería. Hasta la preferewtral. Brujería, hechicería y magia son términos usados para indicar ideas y prácticas, impresiones y ritos, hechos inacabados y deseados, temidos y aborrecidos, acontecimientos maravillosos, extraños e inexplicables que van desde los antiguos brujos que a la luz de una fogata invocaban una buena caza, hasta las brujas que se anuncian en la televisión con la promesa de solucionar nuestros problemas económicos. Miles de años de diferencia con un mismo fin, pero, ¿por qué creemos en la brujería? 

La  imagen más común que nos refiere la palabra brujería es la de una mujer de piel verde y larga nariz con verruga que en un caldero con pizcas de ojos de sapo y patas de araña hace conjuros y pócimas para dañar personas; pero también nos viene a la mente la de los brujos “buenos” que limpian y curan. En ambos casos siempre la creencia de éxito les es indispensable; los fracasos nunca les son atribuibles a ellos ni a su arte sino al ardid de un mago antagónico o falta de fe. Como lo señala el historiador Arturo Gastiglioni en el libro Encantamiento y magia, "un brujo debe tener una personalidad determinada que manifieste superioridad y poder; que raye en los extremos del colorido y ademanes o el mutismo y la sobriedad", lo anterior con el fin de sobresalir de las masas.

Ya que describimos al brujo, debemos definir su labor, para ello sintetizamos los conceptos de brujería y magia escritas por Pierre Bonte y Michel Izard en el Diccionario Akal de Etnología y Antropología. De este modo podemos considerar a la brujería como determinados poderes que ciertas personas poseen, incluso sin saberlo ellas mismas, para dañar personas y bienes; y en el aspecto positivo, son técnicas adquiridas para actuar sobre la naturaleza, generalmente para provocar el bienestar en los enfermos, asegurar una buena cosecha o procurar defensas contra determinados peligros. En este sentido, a veces la brujería va íntimamente unida a la medicina y a la adivinación. Todos estos conceptos, a su vez, guardan una relación inseparable con la religión y la mitología.

“La brujería como hechicería ha existido desde que los primeros humanos formaron grupos", menciona Rosemary Ellen Guiley en el texto Witchcraft publicado en el World Book Online Americas Edition; lo anterior queda demostrado con pinturas rupestres que muestran rituales mágicos, los cuales crecieron con las sociedades antiguas, de este modo los griegos y los romanos aceptaron la brujería y estos últimos distinguieron entre la buena y la mala, castigando la última.

Cuando comenzó la era cristiana, las distinciones se desvanecieron y se la ligó con el Diablo, como lo sustenta Ana María Vázquez Hoys (investigadora y catedrática española autora del libro Los viejos dioses no han muerto) menciona que "bruja suele ser quien hacía hechizos, pócimas y encantamientos en el mundo antiguo, mientras que en la Edad Media se le añade el hacer pactos con el demonio y tener trato carnal con él". Después, entre los siglos VIII y XVIII se relacionó con herejía; de aquel periodo es el trabajo De ecclesiasticis disciplinis, atribuido a Regino de Prum (906 d. C.), donde se critica a “ciertas mujeres” que “seducidas por ilusiones y fantasmas de demonios, creen y abiertamente profesan que en plena noche viajan sobre ciertas bestias junto con la diosa pagana Diana y una cantidad innumerable de mujeres, y que en estas horas de silencio vuelan sobre vastas expansiones de terreno y la obedecen como señora”. 

Durante la Inquisición se ejecutaba a los herejes en la hoguera, siendo el momento más intenso la quema de brujas entre finales del siglo XVI y principios del XVII, cuando los enjuiciados, la mayoría mujeres, eran torturadas hasta confesar. En Estados Unidos, el principal sitio de persecución fue Salem, Massachusetts (Nueva Inglaterra), donde en 1692, ciento cincuenta personas fueron acusadas de hechicería y castigadas, de las cuales 19 fueron ahorcadas por negarse a pedir clemencia. En tiempos más recientes, 1939, Gerald B. Gardner comenzó una alianza de personas que se llamaban a ellos mismo herederos de brujos. Los textos de Gardner cimentaron la moderna religión de la brujería que se define como una religión pagana originada en un culto de fertilidad; la religión se conoce como wicca y dota de gran poder a la imagen femenina. Su influencia principal está en el Reino Unido, parte de Europa, Estados Unidos, Canadá, Australia y sectores de Asia. Es fundamental remarcar que la mayoría de las culturas regionales mantienen rituales de brujería de características diferentes. La profesora Vázquez Hoys menciona que "las manifestaciones más espectaculares en la actualidad son los cultos afrocubanos, con el vudú en primer término o los zombis y los ritos africanos, además del movimiento wicca".

Frank Donovan señala en La Historia de la brujería que el culto que en la actualidad se rinde a este arte sigue los mismos patrones que los realizados en sus orígenes, “aunque algunas prácticas se hayan enriquecido por diferentes aspectos, como la tradición popular, el folclore y las leyendas urbanas”. ¿Cuáles son las razones para que desde las civilizaciones atrasadas y básicas que vivían en cavernas hasta las actuales sociedades permeadas con información y tecnología se mantenga vigente el concepto de brujería?

Julio Caro, autor de Las brujas y su mundo, apunta a una base común que hace que un hombre que vive en una gran urbe estadounidense, un griego clásico y un campesino medieval crean en hechicería. Para iniciar, cuestiona: ¿qué impresión producen y han conseguido en el ánimo de niños y viejos, de hombres y mujeres, objetos tales como el cielo azul, el sol, la luna, el día, la noche y la tierra? ¿Qué asociaciones han realizado partiendo de estas impresiones? ¿Con qué deseos experiencias, emociones y creencias religiosas los ligan? ¿Qué sistemas se construyen, ordenando y construyendo las impresiones y experiencias aludidas? 

La respuesta de Caro es que “el firmamento, la tierra, el sol, la luna, el día y la noche, desde un punto de vista científico, significan algo y desde el punto de vista vital tienen otra connotación, incluso para el hombre que hoy sepa más de astronomía y astrofísica; podemos no creer en su divinidad pero su contemplación nos llega más hondo que cualquier teoría astronómica por perfecta que sea”. De este modo, culturas como las indoeuropeas y los aztecas, relacionaron al sol como padre y a la luna como la madre, mediadora y con referencias a la muerte. Lo mismo sucede con la brujería. “La necesidad del hombre de buscar respuestas mágicas hace que los pueblos más ilustres y los más humildes se ajusten a tal orden de un modo u otro”, agrega el investigador Julio Caro. 

Brujas modernas
Brujas modernas

Al respecto, Gastiglioni escribió que “la mente humana es curiosa, aventurera y redundante. Se esfuerza por levantar el velo de misterio, por encontrar protección y defensa y por lograr el placer y el bienestar, en la forma más deseable por el momento”. Más allá de la búsqueda de explicaciones mágicas y hasta románticas ¿qué provoca nuestro acercamiento a la brujería? Un aspecto que analiza y puede referirse a momentos actuales es sobre los motivos diferentes y distintas influencias que puede llevar a tentativas colectivas y subvertir un orden establecido; “en periodos de crisis, seguidos de graves sufrimientos, cuando la facultad crítica aparece disminuida, surge la necesidad emotiva de imprimir nueva dirección a las ideas de caminos físicos y espirituales de salvación y de curación", agrega Caro. Sin embargo, también en estos momentos es cuando la ayuda parece insuficiente y opciones antiéticas surgen; la brujería maligna. 

Este rostro negativo y su contraposición con la ciencia provoca su descalificación, como la profesora Vázquez Hoys señala, “en la actualidad, la brujería es denostada y es imposible saber su importancia real porque muchas de las prácticas son secretas”. Quienes sobre todo atacan a los hechiceros son las religiones constituidas aunque "religión y magia eran lo mismo en el mundo antiguo. Ahora, poca gente distingue un amuleto cristiano [una cruz o una medalla], ni sabe que actúa como cualquier otro, o se cree que lo hace",  remata la historiadora ibérica. Desde el punto de vista antropológico Frank Donovan, en su texto, hace hincapié en considerar que "la historia de las religiones es la continuación de un culto sobre otro y, a la vez, una subyugación de uno sobre otro. Lo que está claro es que el culto a la brujería es popular y ha prevalecido a lo largo del tiempo independientemente de las persecuciones de las que ha sido objeto". 

La principal forma de rastreo es la negación de su utilidad, a lo que Rodrigo Díaz Cruz, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, durante el diplomado Brujería: salud y enfermedad propuso que las creencias irracionales, llámese hechicería, exorcismo o magia, se deben analizar, evaluar y criticar, pero no negar, "si yo creo en la brujería es porque asumo que existe en el mundo". Por otra parte, existe el Principio de Humanidad, de Richard Grandi, filósofo que señaló que "es mejor atribuir a las creencias una falsedad explicable, que puede ser corregida, que una verdad misteriosa".

Aunque misteriosa y excitante, no podemos alejarnos del temor a este oficio desconocido y del estereotipo de la vieja fea con verrugas en la cara, que se alimenta de niños sin alma. Siempre tendremos esa relación negativa de los cuentos infantiles y los mitos que se engrandecen gracias a leyendas urbanas, el cine, la literatura y la familia. Cuando en la realidad en todo el orbe hay distintos tipos de hechiceros que viven al ofrecer promesas de sanción, conseguir el amor, revertir maleficios, solucionar problemas económicos, asegurar buenas cosechas, pedir al cielo que llueva, conocer el futuro, encontrar la explicación a lo inexplicable y hasta colaborar para que un equipo de ffútbolgane un encuentro; lo anterior, desde luego, sin resultados garantizados. Todo esto es la brujería hoy y va más allá de una mujer sobre una escoba voladora. 


Comentarios

  1. Wow! De verdad un gran artículo. Este y el del antropoceno me parecieron fascinantes. Son de los que me llevaré para leerlos con mucho más calma, en estos próximos días.

    ¡Gracias!

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