Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor. Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas... , pero ama siempre. No te preocupes de la finalidad de tu amor. El lleva en sí mismo su finalidad. No te juzgues incompleto porque no responden a tus ternuras: el amor lleva en sí su propia plenitud.
- Amado Nervo
La vendedora de flotes sonreía; su arrugado rostro resplandecía de gozo. Por impulso, tomé una de sus flores.
- Se ve usted muy feliz esta mañana -le dije.
- ¡Claro! —exclamó—. Sobran los motivos.
Aquella mujer vestía tan pobremente y se veía tan frágil, que su actitud me intrigó.
—Sobrelleva sus problemas admirablemente —la elogié.
Ella me explicó entonces:
Cuando crucificaron a Cristo, el Viernes Santo, fue el día más triste de la historia. Y tres días después, El resucitó. Por eso yo he aprendido a esperar tres días siempre que algo me aflige. Las cosas siempre se arreglan de una u otra manera en ese tiempo.
Seguía sonriendo al despedirse de mí. Sus palabras me vienen a la mente cada vez que estoy en dificultades: "Hay que esperar tres días".
—Patt Barnes, en Guidepost
Las cosas esenciales, primigenias, son las que con mayor facilidad llegan al corazón. Me refiero, por ejemplo, al hombre que empuña el arado; a la muchacha que llena su cántaro en el manantial; a la joven madre que acaricia a su hijo; al pescador que remienda su red; a la cabaña solitaria, iluminada en una noche tenebrosa.
He ahí los mejores temas para poetas y pintores. No son tan antiguos como una colina, pero sí más elocuentes y significativos. Las colinas durarán más, pero son de poca monta. La naturaleza tiene interés sólo gracias a nosotros. Y los símbolos que mejor dan cuenta de lo que somos pueden equipararse a los que acabo de referirme: paisajes que permanecerán inalterables aunque vayan y vengan las costumbres; panoramas que siempre se han visto y se verán en todos los países.
—Sir Max Beerbohm, en And Even Now (Heinemann, Londres)
Por razones de odio y con tal de asesinar y destruir, el hombre está dispuesto a hacer grandes sacrificios. En cambio, para salvar a este maravilloso planeta en que vivimos, nadie quiere usar ropa blanca que no esté reluciente, ni dejar el auto y caminar, ni ponerse un suéter grueso, o renunciar a lo superfluo.
- Fulco Pratesi, presidente del Fondo Mundial para la Vida Silvestre en Italia, en Gente (Milán)