De seguro te ha sucedido: estás sentado plácidamente ante el televisor, el gran partido de fútbol que has esperado toda la semana está por comenzar, te preparaste tu cena favorita y estás ataviado en ropa interior y un par de pantuflas. El paraíso... hasta que suena el timbre y descubres que tus parientes o amigos inoportunos han decidido pasar a hacerte una visita rápida, misma que se extiende inexorablemente y te impide disfrutar de los planes que tenías hechos. Por fortuna, hemos ideado las siguientes soluciones:
Gana tiempo.
Si tienes oportunidad de hablarle sin que te vean (por el interfón o a gritos desde tu ventana o terraza), diles que estás saliendo de la regadera, que te esperen un minuto. Procede a humedecer tu cabello, envolverte en una bata de baño o en la primera ropa limpia que tengas a la mano y esconde la evidencia que pueda denotar tus planes de quedarte en casa a hacer nada en particular (por ejemplo, si ordenaste una pizza para ver el juego, escóndela y apaga el televisor). Esto funciona por dos razones: te permite idear tu siguiente paso (el pretexto) y les da a entender que te están importunando y que posiblemente tenías planes de salir.
Sé hospitalario, pero no demasiado.
Quizá, en efecto, tus visitantes sólo esperaban hacer una breve escala o usar tu baño. Por eso debes mostrar cortesía, pero no tanta como para abrir la posibilidad de que se queden más tiempo del necesario. Repasa mentalmente las siguientes reglas:
- Pregunta cómo están, y si todo está bien. Esto se puede traducir como "no espero visitas, a menos de que se trate de una emergencia".
- Ofrece algo de tomar, pero no hagas gala de la variedad de tu cava. Hacerlo se entiende como "¡qué comience la fiesta!". Agua o café debe ser suficiente para tus invitados. Y si te piden otra cosa, haz cara de mortificado y diles que no tienes o que se te acabó.
- Aparenta actividad apresurada en todo momento, como si te estuvieran esperando en otro lugar (o como si esperaras a alguien más). Esto contagia a tus huéspedes de una premura e incomodidad muy discretas.
Ponlos a sufrir. Sube la calefacción en un día de calor. O enciende el aire acondicionado si hace frío. Enciende el estéreo a todo volumen en una habitación cercana y cierra la puerta, diciéndoles que el vecino de al lado tiene fiesta. Y siéntalos en los asientos más incómodos que encuentres, pretextando que los cojines de la sala están recién lavados y aún están húmedos. El secreto es que no detecten un ambiente propicio para prolongar la visita.
A grandes males, grandes pretextos. He aquí una lista de excusas ideales para salir del paso cuanto antes.
Mete una gran bola de algodón en tu boca, y diles que ibas de salida a tu cita con el dentista para una endodoncia.
Pon cara de enojo.
Cuando te pregunten qué sucede diles que estás esperando a tu novia, quien te ha estado engañando con otro, y vas a romper con ella. Se excusarán de inmediato y partirán sin mirar atrás.
Esparce algo de folletería de algún negocio de comercialización multinivel de dudosa reputación, y explícales que tienes junta con tus supervisores en unos momentos para reclutar "nuevos voluntarios".
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