¿Por qué las imágenes que representan a Jesús no reflejan al judío que vivió en Galilea?
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El Cristo barbado, de piel blanca, cabello castaño y nariz recta es una imagen simbólica de aquel que fue crucificado en Jerusalén. Aunque entonces ya era posible retratarlo, el interés no existía porque su espiritualidad era más importante que su físico. No fue sino hasta el siglo IV que comenzó a gestarse la figura que actualmente podría calificarse como “atractiva”.
Sus características físicas obedecen a la influencia griega y romana. Ellos representaban la bondad por medio de una persona bella y la maldad mediante una fea. De ahí la conclusión y regla de que Cristo, la Virgen y los Santos siempre son hermosos. Así se demuestra que hasta el arte sacro refleja las ideologías de un contexto determinado: manifiesta conceptos espirituales, religiosos y políticos específicos que sirvieron para formar los modelos iconográficos de Jesucristo en Occidente.
Siglo I
La primera imagen que se cree representó a Jesús de Nazaret se atribuye a Lucas, quien además de evangelista fue pintor. Si bien no hay documentos que lo certifiquen, se piensa que conoció a Jesús cuando era joven y lo retrató.
Siglos I-III
Durante la persecución cristiana, las imágenes se esconden y Jesús se representa como pez, pelícano o una persona sin barba y con toga.
Se desconoce el rostro real de Jesús y se simboliza al estilo de Grecia o Roma para generar una lectura sólo comprensible para los cristianos y de difícil reconocimiento para sus perseguidores.
El rostro joven obedece a que para los grecorromanos envejecer es una característica ajena a los dioses.
Siglo IV
En el Primer Concilio Ecuménico (año 325) se decide transformar el cristianismo en religión oficial. La figura de Cristo, como la de un hombre valiente, es un acto político deliberado para respaldar los valores del Estado.
Siglo V
Desde Roma, la Iglesia decide que las imágenes de Cristo y Dios deben ser barbadas (éstas reflejan poder) y dotadas de autoridad. Así surge el Cristo Pantocrátor.
La cabellera larga y un libro en la mano significan sabiduría. La túnica color púrpura simboliza la realeza.
Siglos VI – VII
La Iglesia inicia una guerra religiosa en contra de las imágenes sacras, porque la Biblia establece que son pecado. Luego, concluye que éstas ayudan a explicar los misterios de la fe y son una herramienta de la cristiandad. El requisito es eliminar la sensualidad en Cristo.
Siglo XV – XVI
El Renacimiento predomina el retorno al clasicismo. La figura de Jesús se humaniza para inspirar y no para documentar. Por eso cada artista crea su versión. El requisito: encarnar el ideal de un hombre joven, espiritual y con una belleza tanto interna como externa. Esta imagen permea hasta la actualidad.
Reglas que datan del siglo VI para lograr la NO sensualidad de Jesús.
- Nunca es retrato. Toda imagen se identifica con elementos iconográficos.
- Es delgado y alto, como un hombre que se abstiene de los placeres carnales.
- Los ojos grandes y serenos. La nariz recta y delgada y la boca pequeña hablan de un hombre observador e introspectivo.
- No tiene sombra ni pisa el suelo, parece levitar. No es un cuerpo, sino un espíritu.
- Si está desnudo (como en la cruz), su cuerpo no debe llevar proyección carnal: los músculos se sugieren con líneas y figuras geométricas.
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