La palabra 'documental' se refiere, entre otras cosas, al cine que divulga hechos, ideas y aspectos de la vida real. Se dice que lo hace sin modificaciones ni embellecimientos. Pero un ejemplo notable de documental emplea animación, títeres, música y voces extrañas...
Esta es una época muy interesante para el cine documental. Hay numerosos documentalistas en todo el mundo, aficionados que siguen sus pasos (y que muchas veces también hacen sus propias grabaciones no profesionales) y opciones para encontrar algo interesante que ver tanto en cines como en televisión, o en cualquiera de los numerosos servicios, gratuitos o no, de acumulación y transferencia de datos por medio de la red.
Muchos de esos documentales siguen líneas establecidas desde el comienzo del cine: la cámara se coloca ante el sujeto y finge hacerse invisible, negar su propia presencia y, por lo tanto, la de cualquier artificio fílmico. Aunque las películas no dejan de editarse, aunque no dejan de incorporar música o narración, la intención es mantener la ilusión de que “todo es verdad", sin mediación ni interferencia: de que nosotros mismos podríamos estar viendo lo que sucede, sin que esté la pantalla de por medio.
Una excepción a estas reglas es uno de los documentales más extraños que he visto: Anamorfosis (De ortificiali perspectiva, orAnamorphosis,1991), de los directores Stephen y Timothy Quay.
El tema de Anamorfosis es la técnica de las artes visuales, muy poco conocida, que recibe este nombre: la creación de imágenes distorsionadas que, vistas de frente, no parecen tener sentido, pero vistas de lado, de modo que la perspectiva del observador contrarreste la distorsión, revelan lo que representan. Hay ejemplos de pinturas anamórficas en el documental, pero la explicación, perfectamente clara y rigurosa, de los principios involucrados en su creación está acompañada por imágenes de títeres animados cuadro por cuadro. Los títeres observan y manipulan diagramas, entran en maquetas que muestran el uso de las técnicas anamórficas, etcétera. Ver el documental es como asistir a una función de un teatro de marionetas, o como meterse al teatro y verlo todo increíblemente de cerca. La música de fondo, misteriosa, del compositor polaco Lech jankowski, contribuye al efecto de artificialidad que se contrapone a la claridad de la información presentada.
Un documental también puede tener una atmósfera de ensueño. Puede, como se dice en Anamorfosis, 'provocare instruir' a la vez.
Los hermanos Quay, de origen estadounidenses pero emigrados a Inglaterra, han dedicado toda su carrera a la creación de películas en las que la animación, los títeres y los decorados son tan importantes (o quizá más) que los guiones, y han hecho dos o tres documentales más aparte de Anamorfosis.
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