¿Tiene alguna función la cerilla de las orejas?

El cerumen, también conocido como cerilla, es una sustancia amarillenta y pegajosa que se produce de forma natural en el conducto auditivo externo. Su función principal es proteger el oído interno de agentes externos como polvo, suciedad, insectos pequeños y microorganismos. Además, ayuda a mantener la humedad adecuada y facilita la autolimpieza del conducto auditivo al atrapar las partículas y luego desplazarlas hacia el exterior. Generalmente se elimina de forma natural con los movimientos de la mandíbula al hablar o masticar, por lo que no es necesario retirarlo constantemente por medios externos, a menos que cause problemas o lo indique un profesional.

Seductores por naturaleza

Si has entrado a leer esto es porque has mordido el anzuelo... Cuando alguien nos atrae, nuestro casanova biológico - el cerebro - inicia un mecanismo de coqueteo plagado de señales que le indican al otro que nosotros somos los más aptos para estar entre sus brazos y piernas. Pero, ¿qué sucede si el lenguaje no verbal falla? No importa, nuestro cerebro siempre cuenta con un plan B.

Déjate seducir

Nos puede suceder en cualquier lugar: un bar, la calle, el trabajo, la escuela, una reunión. Simplemente, en medio de una multitud, esa persona aparece frente a nosotros radiante, llena de un halo encantador que nos hipnotiza. La miramos una, dos, tres veces. Si, lo confirmamos, nos encanta. Al observarla descubrimos que sus movimientos nos parecen cada vez más irresistibles, que su postura tiene algo magnético y que su manera de hablar, beber, fumar o bailar es perfecta. Los pasos a seguir resultan cruciales: ¿qué debemos hacer para dejar de ser desconocidos? ¿Cómo cruzar esa línea?

Sin saberlo -y también sin planearlo- ya hemos echado a andar nuestra estrategia de conquista: nuestro cerebro comienza a generar sustancias que nos dan sensaciones placenteras y nuestros cuerpos inician el envío de señales no verbales para comunicarle al otro que `estamos disponibles'. Este sorprendente lenguaje silencioso juega por completo a nuestro favor: por alguna razón, las arrugas de nuestro rostro se desvanecen un poco, nuestros labios se hinchan, las mujeres arquean su espalda, los hombres meten ligeramente la pelvis y nuestras pupilas se dilatan. De alguna manera, todo esto mejora un poco nuestro aspecto. Pero también existen otras señales: los hombres hablan más fuerte, exageran sus movimientos y suelen erguirse al máximo. Las mujeres, por su parte, sonríen, se tocan el cuello en señal de vulnerabilidad y adoptan una posición en la que el hombre pueda observar sus cuerpos con facilidad. Este fascinante mecanismo de cortejo ha sido estudiado por cientos de científicos que intentan descifrar cuáles son los mensajes que captamos y enviamos durante el proceso de seducción y, por supuesto, para descubrir qué es exactamente lo que nos da el éxito o el fracaso durante nuestros intentos por lograr una conquista. Los resultados demuestran que, al igual que con el resto de las especies, la supervivencia siempre será el motor de nuestros actos.

La búsqueda perpetua

Hace algunas décadas, el científico Irenaus Eibl-Eibesfeldt se dio a la tarea de estudiar la seducción. Al inicio, el experto dedicó varios años a la observación del proceso de cortejo de distintas especies animales. Más tarde, gracias a cientos de análisis realizados alrededor del mundo, el investigador dedujo que en los lugares más remotos, así como en los países del primer mundo, todos los seres humanos poseen un comportamiento similar cuando de flirtear se trata. Después de muchos años de estudio, Eibl-Eibesfeldt  concluyó que todas aquellas acciones que llevamos a cabo para conquistar al otro están intensamente vinculadas con la memoria evolutiva de nuestro cerebro. Su teoría asegura que durante la seducción mandamos señales inconscientes que tienen como finalidad probar a la persona que nos atrae como pareja potencial para la reproducción.

Según Eibl-Eibesfeldt, las mujeres contonean la cadera o usan ropa entallada a ella para mostrar su capacidad de llevar un hijo en sus entrañas. Asimismo, el científico asegura que la risa nerviosa o el arqueo de las cejas que se realiza con el propósito de que los ojos luzcan más grandes son señales similares a las que envían las hembras de algunas especies animales durante el cortejo para mostrar su sumisión al macho. Las actitudes de los hombres, tales como reír abiertamente, mostrar sus músculos o ingeniárselas para que la mujer sepa que tienen dinero pretenden demostrarle a la fémina que es capaz de proteger y cuidar a la descendencia y que es un ser vital y lleno de testosterona. Zita Montejo, psicoterapeuta, dice que "durante la seducción tenemos comportamientos similares a los de muchas especies animales. Los machos suelen erguirse y mostrar su mejor pose. Ellos tratan de exaltar su ser varonil; las mujeres intentan hacer lo mismo pero con su feminidad", Cada señal inconsciente durante la seducción parece decirnos 'estoy disponible, soy un ser humano sano y tengo las mejores aptitudes para mezclar mis genes con los tuyos'. Joann Ellison Rodgers, divulgadora científica y articulista de Psychology Today, escribe en su artículo 'Flirting Fascination' que "desde el punto de vista de la naturaleza, la meta de la vida es la supervivencia de nuestro ADN. Todos necesitamos un compañero que no sólo sea fértil, sino también genéticamente distinto y lo suficientemente sano para prometer una descendencia viable, proveer algún tipo de ayuda en la difícil tarea de la paternidad y ofrecer cierta compatibilidad social".

La naturaleza nos dotó de una especie de `Don Juan' interno que no necesita utilizar las palabras para emprender las misiones de conquista. Ellison Rodgers escribe que "la universalidad del flirteo sugiere que un plan de seducción está conectado con nosotros, y que ha sido incrustado en nuestros genes y en nuestro sistema operativo cerebral". No obstante, en la seducción también están implicadas nuestras concepciones del mundo y los gustos y preferencias que desarrollamos a lo largo de nuestras vidas.

De no ser así, cualquier mujer u hombre sano que ostente su virilidad o feminidad podría convertirse en el compañero que elegimos para transmitir nuestros genes.

El encanto de los feos

Se ha comprobado científicamente que durante ese primer instante en el que comenzamos a flirtear, actuamos principalmente de manera instintiva e impulsiva; sin embargo, existe un momento en que nuestro intelecto vuelve a tomar las riendas de esa relación incipiente. Antonieta García, sexóloga clínica y psicoterapeuta sexual de la asociación Caleidoscopía, dice que "los seres humanos tenemos algo que se llama selectividad. No nos gusta toda la gente. La  elección estará relacionada con lo que percibimos inconscientemente, lo que es importante para nosotros y lo que tenemos confirmado en nuestras mentes". Para probar el poder de esta selectividad, muchos investigadores han intentado comprobar que durante la seducción, el conjunto tiene mayor peso que lo particular. Un ejemplo de ello son los estudios realizados para determinar si la belleza juega un papel crucial en la elección de pareja. Hace algunos años, la ciencia parecía darle malas noticias a los feos: según algunos estudios realizados en el Reino Unido, los científicos hallaron que los cuerpos y los rostros simétricos generalmente asociados con la armonía y la belleza resultaban más atractivos para el ser humano. Los expertos aseguraron que esto se debe a que la armonía está vinculada con la salud y, por lo tanto, con la capacidad de tener una progenie  sana. Entonces, ¿cómo explicar la permanencia de parejas como Elsa Pataky y Adrien Brody o Seal y Heidi Klum? James McNulty, un investigador de la Universidad de Tennessee, en Estados Unidos, decidió terminar con la vieja idea de que los hombres feos tienen parejas bellas gracias a su chequera. Durante 2008, McNulty llevó a cabo un estudio en el que se descubrió que las parejas conformadas por un hombre feo y una mujer bella lograban arreglar sus diferencias de manera más sencilla que en aquellos casos en los que los miembros de una pareja se consideraban igualmente atractivos. Después de varios meses de observación v análisis del comportamiento de distintos matrimonios, McNulty concluyó que "el hombre físicamente menos atractivo que su esposa tiene la sensación de estar disfrutando de algo más de lo que podría esperar. Está obteniendo algo mejor de lo que él mismo puede proporcionar a ese nivel, así que trabaja duro para mantener la relación". Asimismo, el científico aseguró que `el hombre feo' se preocupa por darle a su pareja apoyo, protección, comprensión y cariño, todas cualidades bien vistas por la mayoría de las mujeres.

Comprando seducción

Si la belleza no es determinante para conquistar al otro, ¿por qué nos preocupamos por 'mejorar' nuestros encantos? "La sociedad de consumo promueve estereotipos de belleza constantemente. En los años sesenta las mujeres con caderas anchas eran las más bellas.

Ahora se valora más la esbeltez. No obstante, la belleza no es importante, pues la seducción es inherente al ser humano", dice Antonieta García. Dichos modelos de belleza se han convertido en el motor de toda una industria que nos promete vernos mejor o ser más atractivos ante los ojos del otro. Prueba de ello son todos los productos que nos aseguran que obtendremos una figura escultural mágicamente o que determinada marca de maquillaje desvanecerá las arrugas de nuestros rostros. Los estereotipos, los roles de género y el consumismo plantean estrategias de seducción 'indispensables' para evitar vivir sin compañía y sin sexo por el resto de nuestras vidas. "Los seres humanos seducen por sí solos. Lo hacen desde niños. No necesitamos estereotipos. Siempre hemos sabido qué hacer, pero desaprendimos", agrega la sexóloga. Los millones de mensajes que recibimos sobre la mejor manera de seducir al otro nos han confundido un poco. El temor y la inseguridad de aquellos que desaprendieron han sido aprovechados por organizaciones que pretenden convertirse en los maestros del arte del flirteo. Una de ellas es la llamada comunidad de la seducción. Este grupo nació en Estados Unidos alrededor de los años ochenta y con el paso de las décadas ha ganado millones de adeptos. La comunidad de la seducción ha sido encabezada por "gurús" que venden a los hombres sus consejos para que logren conquistar mujeres atractivas. Los maestros de la seducción presumen que han construido sus estrategias con base en la psicología social, la programación neurolingüística y diversos estudios científicos. Sus prácticas han causado controversia en el país debido a que distintos grupos consideran que es una organización que simplemente promueve la promiscuidad y que tiene una filosofía misógina, ya que en sus promesas se concibe a la mujer como objeto-premio. Pero esta comunidad no es la única que vende métodos sistemáticos de seducción. La red está plagada de sitios que ofrecen distintos pasos para conquistar mujeres guapas madres solteras, hombres adinerados, celebridades y amores imposibles, entre otros. Al respecto, la sexóloga Antonia García dice que "mientras la sexualidad y las relaciones de pareja libres y respetuosas sean un tema prohibido, la gente seguirá mercando con la corporalidad y el placer".

La seducción no es sólo un momento en el que dos seres intercambian señales biológicas o neuroquímicas. `Hacer química', quizá, es tan sólo el primer paso de la conquista. Nuestro flirteo puede ser aderezado con un perfume dulzón, un automóvil de lujo o un libro de superación personal; sin embargo, ninguna de estas fórmulas nos garantizará el éxito. Pero existe un hecho ineludible: independientemente del resultado, nos fascina seducir. Sí somos sinceros podemos aceptar que el placer que desencadenan todos los pasos de la conquista, a veces supera la satisfacción de alcanzar el objetivo. Quizá por ello no vale la pena buscar fórmulas, sino simplemente disfrutar ese fascinante proceso.

Seduccion

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