El escritor y la crítica
Tal vez no seamos las personas más tolerantes del mundo y probablemente por eso debemos escribir (o leer) esto.
Tolerar la crítica hacia nuestro trabajo (ese que nos importa tanto) no es sencillo. La crítica duele, hiere, produce cortes que sangran y esa sangre es tan roja y brillante que nos asusta.
A veces creemos ser de roca: Invulnerables al tacto humano, pero la verdad es que sucede todo lo contrario: Nuestra piel es sumamente frágil, y los corten nacen con facilidad.
Por eso duele tanto cuando otros que han leído someramente nuestros escritos, critican con tanta ligereza, pero hemos de ser tolerantes. Otros prefieren responder a la agresión y hay quienes optamos por la medida más sencilla: Borrar la ofensa, que con un par de clicks desaparece a menos que veamos algo de razón en ella, en cuyo caso habrá que dejarla a modo de recordatorio para no cometer el mismo error de nuevo.
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