El espíritu en la carcasa

En Ghost in the Shell, al igual que en muchas películas ambientadas en el futuro cercano o lejano, se nos presenta un mundo mezquino y rutinario, que aunque no es central en la trama, es estéticamente acorde. Los elementos típicos del género, como la inteligencia artificial, robots, cyborgs y androides, se hacen presentes, así como la violencia y la tecnología sublimada. Sin embargo, la interacción con extraterrestres es el único elemento que falta. El factor humano, en cuanto a su naturaleza sensible o "humana", está ausente en la película, excepto por el desengaño. Lo que tenemos en su lugar es un conflicto ético que se exhibe en la falta de "humanidad" en un ambiente automatizado, en el cual un cerebro radicalmente humano provocaría un caos total.

En todo esto, veo el problema aún insuperable de la condición humana en cuanto a sí mismo y su relación con todo lo que lo rodea, es decir, su identidad. Esta ha pasado muchas veces de lo metafísico a lo cívico y político, como una negación de la individualidad en favor de lo colectivo. Entonces, tenemos dos acepciones de identidad: la del ser único e indivisible y la del ser dentro de la colectividad. Basado en ellas, existen algunos intentos por lograr una conciliación. Distingo principalmente dos: el de la Iglesia, que nos llama hijos de Dios, y el de la Ilustración, que nos define como seres de razón. En la primera, el individuo ya no tiene una "relación" consigo mismo, sino que "es" en función de algo exterior a él, como Dios. En la Ilustración, el ser humano se vuelve un medio y un fin en sí mismo, ajeno a cualquier influencia externa y como consecuencia, el único y verdadero poseedor de sus facultades, las cuales explota según sea su interés. Así se forma la conciencia del libre albedrío.

En la actualidad, no podemos hablar del ser humano sin mencionar necesariamente su poder sobre todo lo que existe en la naturaleza. Todo se disuelve en él, y las causas giran en torno a él y se someten a su arbitrio, como legado del pensamiento ilustrado. En la lectura de Adorno y Horkheimer, se nos señala este movimiento como una especie de dialéctica: el mito ancestral se convierte en el mito de la Ilustración. Al tomar el hombre el poder sobre la naturaleza, deja de ser víctima y pasa a convertirse en el principal modificador de su entorno mediante la técnica y la ciencia, las cuales subyugan cualquier otra forma de influencia. El mito sigue ahí, como escribió Levi-Strauss: todo desciframiento de un mito es otro mito.

Lo que procede a partir de aquí es algo así como una autofagia del ser humano. Si continuamos de manera dialéctica con este proceso, encontramos que la impotencia y el fracaso mismo del hombre radican en su desvirtuación frente a aquello que sojuzga. En la película, tenemos una buena metáfora de lo anterior: ese momento en que la alienación aprisiona nuestras mentes y la técnica sustituye a la fisiología, como una producción en serie de personas sin conciencia de identidad. Aproximadamente lo que pasa en nuestros días. Además me parece adecuado destacar la mofa que hace el propio Puppet Master a la ciencia al objetarle su incapacidad para definir a un ser vivo.

Quizá podríamos achacar todo lo anterior a esa fe del hombre en la ciencia y que no por ser a la ciencia deja de ser irracional, y si la vemos desde esa perspectiva irracional, deductivamente deja de ser humana.

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