¿Tiene alguna función la cerilla de las orejas?

El cerumen, también conocido como cerilla, es una sustancia amarillenta y pegajosa que se produce de forma natural en el conducto auditivo externo. Su función principal es proteger el oído interno de agentes externos como polvo, suciedad, insectos pequeños y microorganismos. Además, ayuda a mantener la humedad adecuada y facilita la autolimpieza del conducto auditivo al atrapar las partículas y luego desplazarlas hacia el exterior. Generalmente se elimina de forma natural con los movimientos de la mandíbula al hablar o masticar, por lo que no es necesario retirarlo constantemente por medios externos, a menos que cause problemas o lo indique un profesional.

Huevos de oro

Poner huevos de oro fue la virtud y la desdicha de aquella famosa gallina que protagonizaba la fábula rimada de Samaniego. Pues bien, resulta que también son áureos los huevos puestos por las gallinas comunes, aunque en este caso no por tener esa apreciada composición metálica, sino por sus proporciones y geometría.

El número de oro, o sección áurea, es un valor o razón numérica (Phi = 1,618033988...) que teóricamente indica la relación proporcional más estética y equilibrada que han de cumplir dos dimensiones desiguales entre sí.

Valorado desde la antigüedad como criterio de composición en el mundo del arte (arquitectura, pintura, música...), dicho número posee interesantes propiedades, y se ha observado su presencia en muchos elementos de la naturaleza, como en la espiral interior de los caracoles, en la disposición de los pétalos de las flores, en la relación entre la talla y la altura del ombligo de una persona.

Existen otras relaciones mórficas reconocidas, como el número plástico (o número de plata), pero sin duda la sección áurea es la más conocida y popular. Volviendo al caso del huevo de gallina, el número de oro se revela en sus proporciones según lo ilustrado. Esa forma le confiere algunas mágicas propiedades, como la capacidad de soportar, sin romperse, grandes presiones aplicadas perpendicularmente en sus extremos, porque las fuerzas se distribuyen y equilibran como en los arcos y cúpulas arquitectónicas.

Sobre la geometría de este particular zigoto ya hubo novelada controversia, pues en "Los viajes de Gulliver" se relataban las discusiones entre extremistas mayores y extremistas menores, que enfrentaban a las naciones de Blefuscu y Lilliput por insistir unos y otros en la conveniencia de romper el huevo cocido de su desayuno bien por la parte roma o bien por la aguda. Parte de dicho enfrentamiento subyace incluso hoy en día en otros ámbitos más cibernéticos, como las eternas argumentaciones entre defensores del IOS y el Android.

En resumidas cuentas: ya no importa si fue primero el huevo áureo o la gallina arquitecta. Lo único que sí parece claro es que, con la desmesurada subida de los precios un año más, el Sistema Internacional debería adoptar de una vez por todas el Huevo como unidad de medida de lo cara que está la vida.






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