"Si busca su monumento, vea a su alrededor", reza la traducción del epitafio de Christopher Wren en la catedral de San Pablo en Londres. Tras el gran incendio de 1666, Wren construyó una nueva catedral, más 51 de las 84 iglesias que el fuego había destruido. Pero éstos eran trabajos menores en comparación con los que hubiera querido hacer: recrear Londres de la nada. El 11 de septiembre de 1666, justo nueve días después del incendio, Wren presentó ante el rey Carlos II el proyecto para una nueva metrópoli.
Aunque el plan de Wren fue rechazado, 200 años después, cuando hubo una epidemia de cólera en Londres, expertos en salud afirmaron que si lo hubiera aceptado el rey Carlos II, se habría suprimido el laberinto de callejones sobrepoblados, y el índice de mortalidad se habría reducido en la tercera parte. Después de la muerte de Wren, acaecida en 1723, su hijo lamentó que se hubiera perdido la oportunidad de hacer de la ciudad de Londres "la mejor y más espaciosa para la salud y el comercio en toda Europa".
El plan de Wren sólo implicaba expansión. Todas las calles nuevas se ajustarían a una de tres anchuras: 27, 18 o 9 m. Desaparecerían los callejones estrechos, típicos del viejo Londres. Un gran muelle público abierto embellecería la ribera, entre la Torre y el Colegio de Abogados de Londres.
Su amplio alcance, más que nada, hizo del plan un imposible. Los cambios propuestos habrían sido muy costosos. En una época en que había familias sin hogar y muchos luchaban simplemente por sobrevivir, era vital la rápida reconstrucción de la ciudad.
El rey Carlos II tenía otras propuestas para elegir. John Evelyn le presentó un plan semejante al de Wren, en menor escala y más encaminado a preservar el carácter tradicional de Londres. El doctor Robert Hooke propuso un proyecto austero para convertir las calles de Londres en un dibujo reticular. Valentine Knight ideó un canal en forma de arco, que iría de Billingsgate a Fleet River. El Rey rechazó todas las propuestas.
Pese a todo, en 1675 se inició la reconstrucción de la catedral de San Pablo según el diseño de Wren. Se requirieron más de 86,000 toneladas de piedra y 500 de cascotes, mucho mármol, ladrillos, 750,000 libras esterlinas y 35 años para terminarla. Aunque no haya sido toda una ciudad, esta magnífica construcción es en verdad un monumento al genio de Wren.
Según las listas de mortalidad recopiladas después del gran incendio de Londres en 1666, sólo seis personas murieron a causa de la conflagración.
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