Créelo o no, la Tierra se comporta como un enorme circuito eléctrico. La atmósfera es realmente algo conductora, y si no existieran fuentes de carga, su carga eléctrica existente se esparciría en unos 10 minutos. Hay una cavidad definida por la superficie de la Tierra y el límite interior de la ionosfera, a 55 kilómetros de altura. En cualquier momento, la carga total que alberga esta cavidad es de unos 500.000 culombios(1). Hay un flujo de corriente vertical entre el suelo y la ionosfera que va de 1 a 3 x 10 a la -12 amperios por metro cuadrado. La resistencia de la atmósfera es de 200 ohmios. El voltaje potencial es de 200.000 voltios. En un momento dado hay a lo ancho del mundo unas 1.000 tormentas eléctricas, cada una de las cuales produce de 0,5 a 1 amperios, y ese conjunto da razón del flujo de corriente medido para la cavidad electromagnética de la Tierra.
La existencia de las resonancias de Schumann fue predicha en 1952 y se detectaron por vez primera en 1954. Hay ondas electromagnéticas resonantes en esta cavidad. Como ondas en un resorte, no se hallan siempre presentes, pero pueden llegar a excitarse y resultar de ese modo observables. No se originan por ninguna causa interna a la Tierra, a su corteza o a su núcleo. Parece que estén relacionadas con la actividad eléctrica atmosférica, particularmente durante los períodos de intensidad de tormentas con rayos. Tienen lugar a diversas frecuencias comprendidas entre los 6 y los 50 ciclos por segundo, específicamente a 7, 8, 14, 20, 26, 33, 39 y 45 hertzios, con una variación diaria de aproximadamente ±0,5 hertzios. En la medida en la que se mantienen invariables las propiedades de la cavidad electromagnética de la Tierra, esas frecuencias permanecen sin cambios. Es de suponer que hay ciertos cambios debidos a las variaciones que los ciclos de las manchas solares inducen en la ionosfera terrestre en respuesta al ciclo de 11 años de la actividad solar. Las resonancias de Schumann se observan más fácilmente entre las 20:00 y las 22:00 de tiempo universal (UT).
Puesto que la atmósfera terrestre es portadora de una carga, de una corriente y de un voltaje, no es sorprendente encontrar tales ondas electromagnéticas. Gran parte de la investigación de los pasados 20 años ha sido realizada por el Departamento de Marina de los Estados Unidos, experimentando con las comunicaciones con submarinos en la región de las frecuencias extremadamente bajas (ELF, por Extremely Low Frecuencias
1. Unidad de carga eléctrica en el sistema SI. Es la carga transportada durante 1 segundo por una corriente de 1 amperio. Equivale aproximadamente a la carga de 6,24 x 10 a la 18 electrones.