¿Tiene alguna función la cerilla de las orejas?

El cerumen, también conocido como cerilla, es una sustancia amarillenta y pegajosa que se produce de forma natural en el conducto auditivo externo. Su función principal es proteger el oído interno de agentes externos como polvo, suciedad, insectos pequeños y microorganismos. Además, ayuda a mantener la humedad adecuada y facilita la autolimpieza del conducto auditivo al atrapar las partículas y luego desplazarlas hacia el exterior. Generalmente se elimina de forma natural con los movimientos de la mandíbula al hablar o masticar, por lo que no es necesario retirarlo constantemente por medios externos, a menos que cause problemas o lo indique un profesional.

El descubrimiento de Australia por viajeros del Paleolítico

Cuando el capitán James Cook, explorador inglés, condujo a sus hombres a la bahía Botany en 1770, fueron los primeros europeos en pisar suelo australiano. Pero 60,000 años antes, la enorme isla continente había sido descubierta por un grupo aún más extraordinario de exploradores: los antepasados de los actuales aborígenes.

Australia no siempre fue una isla. Hace 200 millones de años formó, con la India, la Antártida, África y Sudamérica, el enorme continente de Gondwana.

El movimiento gradual de las placas tectónicas que componen la corteza terrestre rompió esa gran masa de tierra. Para la época en que el hombre evolucionó en África y se iba expandiendo por el planeta, Australia había sido arrastrada, separada y aislada por el océano. Empero, hace 60 000 años ciertos intrépidos aventureros de la Edad de Piedra emigraron hacia el sur desde Asia y empezaron a poblar esta isla por demás inhóspita y desierta.

Los primeros inmigrantes son los más antiguos navegantes de que se tenga noticia, y debieron llegar desde China por Filipinas, o del sudeste asiático por Indonesia, navegando de isla en isla hasta la costa norte de Nueva Guinea o de Australia. Tuvieron que salvar tramos de océano de hasta 400 km de largo.
Todavía no se sabe cómo un pueblo provisto solamente de las herramientas de piedra más sencillas pudo construir canoas o balsas adecuadas para navegar por el océano. Tampoco se ha dilucidado qué lo motivó a aventurarse en una riesgosa travesía más allá de los estrechos límites del mundo que conocía.

Una vez en Nueva Guinea, los aborígenes ya no requerían botes. El nivel del mar era entonces mucho más bajo que hoy, de modo que Nueva Guinea estaba unida a Australia en una sola masa de tierra, que los geólogos denominan Sahul. A lo largo de decenas de milenios, los aborígenes se distribuyeron por toda Australia, en migraciones durante las cuales recorrían enormes distancias a pie, hasta que hubo casi medio millón de ellos en los amplios espacios de la isla, ocupando incluso la costa del sur.

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