¿Por qué aprendemos algunas cosas con gran facilidad, mientras otras nos cuestan mucho que nos «entren»?

El aprendizaje y la memorización son fenómenos de una complejidad extraordinaria, y todavía desconocemos muchos detalles. Es sabido, sin embargo, y se halla estadísticamente comprobado que aprendemos con especial facilidad cuando la utilidad de lo que estamos aprendiendo va a sernos inmediata, o cuando la materia nos interesa especialmente.

Si acabamos de tener un problema con nuestro ordenador, escucharemos con extraordinaria atención las explicaciones del entendido sobre cómo arrancar de nuevo la máquina, y no tendremos ninguna dificultad para recordarlas. Pero si nos limitáramos a escuchar lo que dice el mismo especialista en una conferencia a la que estamos asistiendo por compromiso, lo más probable sería que no nos quedásemos con la explicación. Y la mejor manera de hacerse con un buen vocabulario en inglés, siempre ha sido vivir en Inglaterra, que es donde hace falta para desenvolverse uno.

Por eso mismo, en las culturas donde los niños no van al colegio para aprender a leer y escribir, sin embargo absorben un enorme volumen de conocimientos de gran utilidad práctica, aunque sean tinos analfabetos. Lo han adquirido a través de la convivencia con los adultos o con otros niños, y por lo general en situaciones de máxima motivación. Por desgracia, nuestra escuela no siempre se halla en condiciones de proporcionar un estímulo comparable. Los niños son obligados a seguir unos horarios rígidos, durante los cuales se les explican materias que, de momento, no les merecen el menor interés.

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