¿Escribiendo a la defensiva?
Existen dos formas de enfrentar la vida: con una actitud ofensiva o defensiva. Lo mismo aplica al escribir y jugar. Cuando te muestras ofensivo, expones tus habilidades, tu creatividad, la originalidad que llevas en el corazón. Se trata de una actitud valiente que implica asumir riesgos, salir de tu zona de confort y exponerte a la crítica y al juicio de los demás. Por otro lado, la actitud defensiva se basa en la cautela, en mantener la guardia alta y no exponerse demasiado. Es una actitud que puede resultar efectiva en ciertos momentos, pero que a largo plazo puede limitarte y no permitirte crecer.
Escribir y jugar a la defensiva es necesario en ciertas situaciones, pero no requiere inspiración, sino más bien disciplina, perseverancia, voluntad y constancia. Cuando te muestras defensivo, te enfocas en evitar errores y riesgos, en seguir reglas y en no salirte del guión. Esto puede ser útil en ciertos contextos, como por ejemplo, al escribir un informe o al jugar un partido importante en el que el resultado es crucial. Sin embargo, si te acostumbras a jugar y escribir de esta manera, corres el riesgo de limitar tu creatividad y no llegar a explorar todo tu potencial.
Personalmente, siempre he preferido jugar y escribir a la ofensiva, pues me parece que es la forma más auténtica y valiente de expresarse. Cuando te muestras ofensivo, no te preocupas tanto por seguir reglas o patrones establecidos, sino que te permites explorar y experimentar con nuevas ideas y formas de expresión. Es una actitud que puede llevarte a cometer errores y fracasar en ocasiones, pero que también te permitirá descubrir cosas nuevas y desarrollar tu potencial al máximo.
Admitámoslo: hay días en los que nos sentimos perdidos, cuando las musas se han ido de vacaciones y parece imposible plasmar nada nuevo en el papel. Entonces es cuando debemos recurrir a la valentía, y afrontar el trabajo con empeño y dedicación. Incluso en los momentos más difíciles podemos realizar una buena tarea que, si no nos llena de orgullo y satisfacción, al menos nos hace sentir íntegros. Es importante recordar que la creatividad no es algo que se pueda forzar o planificar, sino que es algo que surge de forma espontánea y que debemos estar preparados para aprovechar en cualquier momento.
Por eso es importante escribir cada día, pues nunca sabes cuándo aparecerá esa frase irrepetible que dará sentido a todo lo que has creado. La escritura diaria te permite explorar tus pensamientos y emociones de forma constante, lo que puede llevarte a descubrir cosas nuevas y a desarrollar tu estilo de escritura de forma más efectiva. Además, escribir cada día te permite desarrollar un hábito y una disciplina que te ayudará a mantener la motivación y la concentración en el largo plazo.
No existe una única forma de escribir y jugar, pero personalmente creo que es importante adoptar una actitud ofensiva que te permita explorar y desarrollar tu potencial al máximo.
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