Estas expresiones musicales nacieron en la segunda mitad del siglo XIX y narraban las aventuras o desdichas de la gente del pueblo a manera de coplas (cuatro versos octosílabos). Herederos de los romances cantados propios de Andalucía, fueron muy populares durante las guerras con Estados Unidos (1846-1847).
Durante la Revolución Mexicama los corridos cumplieron dos funciones para una población de mayoría analfabeta: informar y divertir. A través de ellos la gente se enteró de eventos sociales, posturas políticas y hazañas de personajes como Macario Romero, Valentín Mancera y Demetrio Jáuregui, héroes populares de distintas zonas del país que combatieron las injusticias previo a la insurrección generalizada de la primera década del siglo XX.
Uno de los primeros corridos más cantados fue el Corrido de Heraclio Bernal, un minero de Sinaloa convertido en guerrillero que se sublevó al gobierno. Este género épico-lírico-narrativo hizo énfasis en la valentía de los héroes, aunque los hubo de diferentes temas: desastres naturales, política, amorío, vida carcelaria, fusilamientos, maldiciones, toreros, caballos, de machos y bandoleros.
En la época revolucionaria los más populares fueron El Comido de Don Francisco I. Madero, Carabina 30-30, El Corrido de la Decena Trágica, La coronela, Mariela. Los crímenes de Huerta. La traición de Guajardo, La Joaquinita, La muerte de Francisco Villa. La Rielera. El Comido de Pascual Orozco, El mayor de los Dorados, La Valentina. La Adelita, Patria México. El Corrido de la muerte de Emiliano Zapata. El Siete Leguas, El sitio de Tlaltizapan. Los combates de Celaya, Febrero 23. El Corrido de Canana y, por supuesto, La Cucaracha.
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